De pronto España les ha estallado en las manos a algunos, sobre todo a Rajoy y a los independentistas catalanes y vascos, es decir, a los de la cantinela de "España se rompe" -que andan ahora dándose morreos con los Iñigo Urkullu , los Artur Mas y los Duran i Lleida , ¡mire usted qué contradicción!- y a los de la cantinela de "no somos España" -que andan ahora dándose morreos con los Rajoy , ¡mire usted qué maravilla!-. Ante el olor del poder estaban todos empezando a tentar las carnes del adversario irreconciliable, a meter mano al novio rechazado, a besar en la boca al amante insoportable cuando, de pronto, ha estallado España y se han quedado todos perplejos.

Han bastado unos chavales pegándole patadas a un balón y ganando para nuestro país el campeonato del mundo de fútbol, unos chavales que son de Cataluña, del País Vasco, de Canarias, de Castilla, de Madrid, de La Mancha, de Andalucía, de todos los rincones del país, unos chavales que se ponen la bandera de todos sobre los hombros sin complejos y gritan "viva España" sin temor a nada ni a nadie, para que todos los que quieren vendernos su moto se den cuenta de que la inmensa mayoría de los españoles -incluida la inmensa mayoría de los catalanes y de los vascos- no queremos ninguna moto de las que ellos venden.

El mismo día que se manifestaban legítimamente en Cataluña decenas de millares de personas en defensa de su Estatuto -entre ellos, los independentistas, que son una minoría en la región, por mucho ruido que hagan, y ahí están los tristes resultados de los remedos de referendos que hacen-, la misma Cataluña se llenaba de banderas españolas arropando a la selección nacional de fútbol. Y el día de la gran final y al día siguiente, en Cataluña, como en el País Vasco, como en el resto de España, las plazas, las calles, los bares, los balcones, se llenaban de banderas españolas y la ilusión por ese triunfo aglutinador se manifestaba en todas partes.

España ha estallado de ganas de ser, de ganas de vivir, de ganas de avanzar y de ganas de triunfar. El mensaje es para todos, pero sobre todo lo es para los que utilizan a España como arma para excluir y como entidad que rechazar. Algo ha empezado a moverse, algo que estaba latente en el corazón de todos. El que no lo vea es ciego.