La fiesta Al-Mossassa Batlayaws llegó anoche a su fin con la misma afluencia masiva de público que ha tenido todo el fin de semana. Incluso durante los chaparrones de la noche del sábado que no impidieron la representación de La osadía de Ibn Marwan , que protagonizó Fernando Guillén, y que finalmente se optó por no suspender.

Al cierre de esta edición, se puede decir que, prácticamente, todas las actividades en torno a la plaza Alta y sus aledaños han sido seguidas por el público con interés. Pero ha sorprendido que en estos días, muchas personas hayan soportado largas colas para acceder a la Torre de Espantaperros o del Alpéndiz, que normalmente permanece cerrada, como indicó la concejala de Cultura, Consuelo Rodríguez Píriz.

La torre solo se abre para visitas guiadas de grupos autorizadas, y las que organiza el Centro de Información TuríStica y de Acogida al Visitante. Pero con motivo de Al Mossassa, se ha mantenido al público con acceso por grupos pequeños, y ha llamado especialmente la atención las visitas por la noche, tanto por el entorno monumental junto a los jardines de la Galera y la plaza Alta, como por las vistas nocturnas que se observan desde la cúspide.

Solo en la noche del viernes, según la concejala, se contabilizaron más de mil visitas, en grupos de 20 personas, por lo que se estima que han sido muchas más las personas que que han querido subir a uno de los puntos más elevados de la ciudad.

La jornada de ayer de nuevo mostró una plaza Alta ambientada con el zoco árabe que se extendía hasta la de San José, repleta de público de todas las edades, que concluían sus paseos en los locales de hostelería de la zona. Y eso era así tanto en los establecimientos existentes como en los que acaba de abrir, lo que pone de manifiesto, según confirmó la concejala, la importancia de este sector en la revitalización del centro histórico.

Píriz estimó que ha sido "la edición que más éxito ha tenido, con diferencia", y dijo que seguirá trabajando para mejorarla aún más el próximo año.