No quiero pecar de ilusa. Aunque motivos no faltarían. Pero en esta ocasión creo que la promesa de un ministro de Fomento, en este caso, del señor Íñigo de la Serna sobre la mejora notable del ferrocarril extremeño se va a cumplir.

Y no lo creo sólo porque ya no hay otra comunidad sin un solo kilómetro de vía electrificada, sin una conexión ferroviaria de mercancías adecuada y, en definitiva, con un ferrocarril del siglo XIX. Es decir, que nos toca sí o sí, pero por vergüenza torera.

No. No es sólo por eso. Ni tan siquiera porque la reunión del ministro con los integrantes del Mesa del Ferrocarril ha sido muy clarificadora para el señor De la Serna, como el propio ministro ha reconocido. Vamos, que le han debido poner las pilas entre todos. Ni tan siquiera por eso.

La razón fundamental de mi credulidad es porque este ministro ¡se ha atrevido a dar fechas!. Sí, sí. Se ha comprometido a que en 2018 estarán terminados los tramos en obras del corredor ferroviario de altas prestaciones entre Badajoz y Madrid. Y en 2019 la electrificación de la vía.

El ministro está recién llegado, pero sus asesores y sobre todo sus compañeros de partido en Extremadura le habrán contado lo escaldados que estamos los extremeños con las fechas y sus reiterados incumplimientos. Ni te atrevas a darlas si no las podemos cumplir, le habrán dicho los suyos. Así que esta vez sí.

Otra cosa es que lo anunciado nos satisfaga. Y por supuesto que no. Llevamos tanto retraso con respecto al resto de regiones que cualquier avance resulta insignificante. Por ello habrá que seguir reivindicando desde todos los ámbitos para tener un tren de alta velocidad y unas conexiones de mercancías competitivas. Pero al menos, que las fechas que nos den, se cumplan.