El encuentro en Lisboa entre el presidente extremeño Guillermo Fernández Vara y el primer ministro portugués José Sócrates , ha servido para, entre otras cosas, poner orden en el carajal político en el que se había convertido la decisión sobre la futura ubicación de la estación del AVE Madrid-Lisboa.

En la mesa de algunos despachos ha habido hasta cinco proyectos diferentes, con cinco ubicaciones distintas de la estación donde el ansiado tren, según se mire, saldrá de España por Badajoz o entrará en Portugal por Elvas.

Los estudios técnicos portugueses, amparados por los dirigentes políticos de Lisboa y Elvas aconsejaban su ubicación en territorio portugués; los informes españoles, en los que han estado de acuerdo el gobierno de Zapatero , la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz la situaban en Badajoz.

Incluso se ha llegado a barajar la irracional posibilidad de hacer dos estaciones, una a cada lado de la frontera.

Ante esta situación Vara y Sócrates han tomado una decisión salomónica: ni pa ti ni pa mí , sino justo en el medio. Badajoz y Elvas compartirán una estación que se llamará Estación Internacional Badajoz-Elvas.

El río Caya marca la frontera física entre ambos países. Una orilla es portuguesa y la otra española. Es el proyecto más costoso pero el planteamiento parece el más sensato y más cuando el acuerdo era, hasta ahora, a todas luces inalcanzable.

Qué agotador debe ser una estación tan transfronteriza. Junto a una foto de Celdrán siempre estará la de Rondao Almeida , no habrá carteles en español sin su versión portuguesa y la venta de tikect tendrá traducción simultánea.

Badajoz tiene entidad suficiente como para tener una estación del AVE. Sólo aportando los datos de población en ambas zonas la balanza se inclinaría fácilmente. Pero no se trata de enrocarse en posiciones que ya se han demostrado insalvables, sino en avanzar en el desarrollo y construcción de uno de los proyectos más importantes de la ciudad.