El Ayuntamiento de Badajoz va a sacar a licitación la ejecución de la mayor excavación por extensión que se ha realizado nunca en Badajoz y que abarca 10.460 metros cuadrados de El Campillo, entre la torre de Espantaperros y las calles Jarilla y San Lorenzo. A estos trabajos destina un presupuesto máximo de 851.082,39 euros, que no se tiene que agotar pues dependerá del desarrollo de las prospecciones y de los hallazgos. El plazo de ejecución a partir de su adjudicación será de 8 meses.

El concejal de Urbanismo, Celestino Rodolfo, compareció ayer acompañado de la arquitecta de la Inmobiliaria Municipal Elena Olea para dar cuenta de los pliegos que van a regir la contratación, que aún no se van a publicar, pues están pendientes de «pulir» algunos aspectos jurídicos y de varios expedientes de expropiaciones. Olea calculó que podrán salir en noviembre. Rodolfo concretó que se han elaborado teniendo en cuenta las recomendaciones de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Junta de Extremadura. Entre ellas incide en que será Patrimonio la que marque las pautas para concluir o seguir la excavación así como el tratamiento y destino de los restos encontrados.

El personal mínimo estará integrado por 32 personas: un arqueólogo director y coordinador (con una experiencia mínima de 10 años), dos arqueólogos documentalistas, otros dos de campo, 24 peones de arqueología, un topógrafo, un antropólogo y un dibujante. Los demás arqueólogos necesitan justificar dos años al menos en el ejercicio de la profesión. Los peones especializados, experiencia mayor a 6 meses y el topógrafo tendrá que haber trabajado antes en actuaciones aplicadas a la arqueología. En las ofertas que se presenten se tendrán en cuenta los plazos de finalización de la intervención, la oferta económica y el formato de presentación de los trabajos realizados. Según Olea, en Extremadura solo se ha realizado una excavación con una extensión mayor, en Mérida. La de Badajoz es la más amplia en un espacio urbano. La arquitecta apuntó la importancia de la presentación del trabajo porque si los hallazgos merecen la pena incluso podrían plantearse organizar visitas guiadas durante la excavación. «Vamos a sacar todo el partido posible a la inversión», defendió.

El área se ha dividido en cuatro zonas en las que el tratamiento arqueológico será distinto, en función de la profundidad requerida, que será de más de 4 metros para la construcción de viviendas con garajes subterráneos y superficial cuando sólo se cambie el suelo. Si apareciese algún hallazgo arqueológicamente válido se seguiría excavando hasta la profundidad que el director considerase necesaria.

La actuación contemplaría una primera fase de gestión, redacción de proyectos y petición de permisos. Una segunda de excavación arqueológica en cada una de las cuatro áreas. La siguiente para la limpieza, clasificación y almacenamiento del material arqueológico. Posteriormente la redacción del informe preliminar y, por último, la memoria científica. En un área tan extensa, los trabajos no solo se acometerán por fases sino que podrán alternarse de una zona a otra en función de los resultados que se vayan obteniendo. Rodolfo señaló que las primeras prospecciones apuntan a que «no hay gran cosa» y en las excavaciones realizadas hasta ahora no han surgido restos de entidad.