TSti digo que esta región tiene problemas con el sistema educativo, no creo que nadie me llame mentirosa. No obstante, hay que reconocer que la abnegada consejera del ramo no para de hacer propuestas, aunque no le luzcan y sigamos dando un aspecto poco brillante en resultados académicos. Por eso no permitió que nos evaluaran los del informe Pisa, no fuera a ser que se enteraran por ahí. Mas, en su afán emprendedor, ha preparado unas nuevas estrategias: por un lado, hace unos días, nos anunciaba el pacto por la educación dotado con mayor presupuesto a través del cual se aprestaba a poner en práctica medidas innovadoras. Una de ellas consiste en pagar a los profesores según los resultados de sus alumnos, es decir, promover el aprobado --o el sobresaliente-- general. Aunque no lo crean, la medida es muy astuta. Porque, tal vez, como dicen los intelectuales, no mejoren los conocimientos de los alumnos sabiéndose aprobados sin examen, pero nos acercaremos al cero en fracaso escolar y podremos llamar a los del Pisa, para que se enteren de nuestra mejora. Es que ni Finlandia --al parecer allí la escuela tiene mucho prestigio y no sufren de abandono escolar-- va a poder superarnos con nuestras cifras. Ahora se descuelga recortando las clases extraescolares, esas tonterías de los idiomas y de la música que enredan al alumno quitándole tiempo para lo relevante. Lo que ocurre es que no toda la gente tiene igual percepción, y, a lo mejor, hay quien insiste en que los alumnos deben aprender algo de Bach o de Albéniz y quizás nociones de inglés, francés y/o portugués. Les digo que tiene nuevamente razón. Seguramente ella ha visto cómo está cambiando el panorama internacional, con Obama en plena decadencia y Portugal y Francia para qué nombrar. Estará buscando la innovación más exitosa. Pues la tengo, consejera: ponga chino obligatorio en todas las escuelas e institutos, incluso abra algún centro bilingüe. Porque otra cosa, señora, a estas alturas, difícilmente nos salvará.