El capitán instructor del Ala 23 de la base aérea de Talavera la Real Raúl Garzón Ruiz, de 31 años y natural de San Fernando (Cádiz), y el alférez alumno Gabriel Garrido Muñoz, de 24, natural de Bilbao, perdieron ayer la vida al estrellarse el avión F-5, en el que hacían prácticas de vuelo, en una finca situada a unos 10 kilómetros de la localidad de Burguillos del Cerro.

Pasadas las doce del mediodía el radar de la base aérea perdió el contacto con el avión de combate cuando sobrevolaba la zona conocida como Los Montes, en la sierra sur de la provincia de Badajoz, por lo que los servicios de emergencia y rescate se dispusieron alrededor de la pista de la base ante la posibilidad de que la aeronave pudiera llegar en situación de avería o aterrizaje forzoso, tal y como se procede en estos casos.

Sin embargo, transcurridos varios minutos, los servicios de rescate recibieron órdenes de abandonar. Esta fue la señal inequívoca de que había ocurrido lo peor: el avión no regresaría.

Fue entonces cuando se puso en marcha un dispositivo de búsqueda y salvamento, para localizar el avión siniestrado y a los dos tripulantes. La Guardia Civil contactó con la policía local de la localidad de Burguillos del Cerro para comunicarle la desaparición del caza en la zona. Sin embargo, ningún vecino había visto ni oído nada que tuviera que ver con un accidente aéreo. Un helicóptero del ejército participó en las labores de búsqueda.

EN UN GRAN AREA Mientras, Ceferino Requejo, ajeno a esta operación, realizaba labores agrícolas en su finca Tabarreras y Sevillano cuando, sobre las 2,15 horas, descubrió los restos del avión y de los cuerpos de los dos militares destrozados y esparcidos "en un área bastante grande de la finca".

Según declaró a EL PERIODICO, había llegado a la finca por la mañana y había mucha niebla. Estuvo trabajando a dos kilómetros del lugar donde se estrelló el F5, sin advertir su presencia. "Fue sobre las dos de la tarde cuando encontré aquello, al principio no pensé que fuera un avión, pero luego vi el motor, y cuando vi restos de cuerpos humanos salí corriendo con mi coche a avisar a la Guardia Civil".

Ceferino se encontró a los guardias civiles en el camino, ya que estaban buscando el avión. En su opinión, los tripulantes "no vieron el terreno alto y han chocado". El lugar era abrupto, repleto de encinas y alcornoques, y poco visible por la niebla. El Ejército del Aire ha abierto una investigación para esclarecer las causas del siniestro.

Distintas unidades de la base aérea, así como de la Guardia Civil, se desplazaron hasta el lugar, de difícil accesibilidad, para proceder a la recogida de materiales. Sobre las siete de la tarde, la titular del Juzgado Numero 1 de Zafra autorizó el levantamiento de los cadáveres de los dos militares fallecidos, de los que posteriormente se haría cargo el Ejército del Aire para su traslado a la base aérea, donde se celebrarán mañana, a la una de la tarde, los funerales.

El Rey transmitió sus condolencias a los familiares de los dos militares, así como al ministro de Defensa, José Bono, y al Jefe del Estado Mayor del Aire.