La familia del joven de 26 años David Sansegundo Ortega, que murió el pasado 29 de septiembre asesinado en la centro penitenciario de Badajoz, está estudiando emprender acciones legales tras las "irregularidades" que se han producido, según ha denunciado a este diario una portavoz, que prefiere permanecer en el anonimato. De momento, han puesto el caso en manos de un abogado criminalista.

David Sansegundo perdió la vida después de que otro preso, Antonio Rubiales Puerto, presuntamente le hiriese de gravedad con un objeto punzante, tras una disputa por un paquete de tabaco. Sucedió pasadas las cinco de la tarde y, según la familia, al Infanta Cristina David no llegó hasta las 18.30 horas. Lo que consideran aún más incomprensible, es que los padres de la víctima no fuesen avisados de lo ocurrido hasta las 3 de la madrugada por la Guardia Civil, casi ocho horas después de que ocurriesen los hechos.

La trágica agresión sucedió en el patio del módulo 1 y tampoco los familiares entienden porqué David, que saldría en libertad este mes, había sido trasladado del módulo 5 a este lugar, donde se encuentran los presos más peligrosos, como es el caso del presunto asesino, que ya cumplía condena por dos homicidios, uno de ellos cometido en otra cárcel.

SIN SEGURIDAD La mayor irregularidad que según esta familia se ha cometido es la que atañe a la falta de medidas de seguridad. En contra de las declaraciones que en su día realizó el director de la cárcel, que afirmó que lo ocurrido había sido "imprevisible", los familiares de David aseguran que el joven antes de ser apuñalado fue golpeado. Aunque todavía no han tenido acceso a los informes de los forenses, las informaciones que les llegan de testigos es que el cuerpo presentaba hematomas en varias partes, lo que da a entender que la agresión no fue tan rápida como la dirección del centro aseguró. Otros testimonios apuntan a que hubo más de un agresor.

Tampoco comprenden que, si las medidas de seguridad son las correctas, un preso pueda fabricarse un objeto punzante de 8 centímetros en su propia celda y nadie se percate de ello, por lo que consideran que si hubiera más funcionarios podrían vigilar la alteración de elementos en las celdas que pudieran emplearse como armas. Además, si solo había dos funcionarios para abrir las celdas mientras 150 internos bajaban al patio, creen que "es imposible que puedan hacer nada para proteger a cualquier interno de nada" y no había ninguna posibilidad de llegar al lugar de un altercado.

PERSONA VIOLENTA Al mismo tiempo reprochan al director de la cárcel la "fe que tiene en las medidas correctoras de su institución", ya que de otro modo no entienden que no se hubiese vigilado de cerca al presunto autor del crimen para evitar la muerte de otro preso, "puesto que para cualquier persona menos confiada está claro que es una persona violenta y peligrosa, un asesino".

Por todo lo ocurrido, los familiares de David Sansegundo insisten en que en este caso "fallaron las medidas de seguridad, la vigilancia y la protección de los internos que están en esa institución" y dan la razón a los sindicatos que denunciaron tras lo ocurrido la escasez de funcionarios en la cárcel pacense. Aun es más, afirman que "si se hubiera vigilado correctamente y se hubieran aplicado las mínimas medidas de protección", David "no estaría muerto".

Por último, la familia de este joven espera que el presunto asesino cumpla su condena aislado de otros presos, "de los que están y de los que puedan llegar".