Desde el pasado 23 de noviembre, hace por tanto más de un mes, un grupo de vecinos de Los Colorines y Cuestas de Orinaza vive y duerme a la intemperie, junto a la Consejería de Igualdad y Empleo, en Ronda del Pilar, para reclamar su realojo en barrios seguros. La prueba de fuego fue Nochebuena, y una vez superada, se sienten capaces de todo y no están dispuestos a rendirse, según se expresaba ayer Antonio Chacón, presidente de la Plataforma en Defensa de Los Colorines. Representan a 44 familias que se han organizado por turnos para no abandonar nunca la parte de la acera que ya han hecho suya.

La Nochebuena no fue especial para ninguno, ni para los que pasaron la noche en la calle, ni para quienes se acordaban de ellos en sus casas. "No tenemos ánimos para nada", señaló Chacón. Dos días antes había estado con ellos el coordinador regional de IU, Pedro Escobar, para infundirles ánimos y compartir con estos vecinos la experiencia de pasar frío. Las bajas temperaturas las combaten con mantas y una estufa de butano. En la calle están mal, pero a excepción de una ocasión en que insultaron a las mujeres que estaban en la calle, han recibido muchas muestras de solidaridad.

Al principio eran 58 las familias que apoyaban esta protesta. Ahora quedan 44 porque el resto no esperaba que esto fuese a durar tanto tiempo y supusiese tanto esfuerzo. A lo largo de esta experiencia han llevado su causa a muchos estamentos, desde el presidente de la Junta, al de la Asamblea de Extremadura, el Defensor del Pueblo y han escrito a la reina y el presidente del Gobierno central.

COMPROMISOS No se irán hasta que no obtengan el compromiso de que las 44 familias van a tener una vivienda social en otro barrio "donde puedan vivir dignamente". "Vamos a estar ahí hasta que haga falta", recalca Chacón. Este colectivo ha comprobado la existencia de 91 viviendas sociales que se encuentran vacías. El problema, según Chacón, es que la Junta no tiene personal para controlar o verificar si las viviendas están ocupadas. No pierden la esperanza de conseguir su objetivo "porque nos ampara el artículo 47 de la Constitución, que dice que tenemos derecho a una vivienda digna y no tenemos culpa de que las administraciones públicas se hayan dejado ir de la mano el barrio".

Si no obtienen respuesta, estos vecinos están dispuestos a ponerse en huelga de hambre y a trasladar esta misma protesta a Mérida, donde una parte de ellos se apostará a dormir en la calle.