Las farmacias de Badajoz han logrado reducir casi en su totalidad el uso fraudulento de medicamentos, principalmente de aquellos que se utilizan para fines lúdicos, después de casi dos años de vigilancia y denuncia de los casos requeridos. Ello es consecuencia de una campaña que puso en marcha el Colegio Oficial de Farmacéuticos a finales del 2007 tras detectar un uso abusivo de ciertos fármacos, especialmente aquellos cuyos principios activos se pueden combinar con alcohol y drogas de diseño con el fin de provocar estados de excitación, alucinación o relajación.

Esos productos son, principalmente, ansiolíticos y analgésicos y solían consumirse en fiestas y ´botellones´ mezclados con alcohol, éxtasis u otras drogas de síntesis y de diseño, lo que hacen que sean muy peligrosos para la salud, pues pueden producir mareos, depresiones del sistema nervioso central, temblores o problema cardiacos.

El resultado de la campaña, según el presidente del órgano colegial, Cecilio Venegas, es de "una reducción casi al 100% de la compra fraudulenta" de este tipo de medicamentos con fines lúdicos. Y ello, gracias al seguimiento realizado por las 370 farmacias de la provincia, que tras recibir una circular del colegio informaron a éste de todos los casos en los que los que sus responsables tuvieron dudas sobre la idoneidad de la solicitud, que normalmente requiere el uso de recetas médicas.

RECETAS FALSAS "En caso de dudas, el farmacéutico no expende el fármaco", señaló Lourdes Gallardo, responsable de estudios del colegio oficial. Y añadió que el farmaceútivo tiene modos de evitar la entrega hasta tener cierta seguridad sobre la idoneidad vender el medicamento, pues a veces delata al usuario su actitud, "o bien que se dude de la autenticidad de la receta", pues en muchos de esos casos suelen ser falsas, bien por haber cambiado el nombre del producto, o por llevar firmas simuladas.

También se dan casos de utilizar recetas robadas, pero según Lourdes Gallardo, es "fácil de comprobar porque cuando se detecta la falta de recetas o de talonarios se da cuenta de inmediato al SES y al Colegio de Farmacéuticos, y se informa de la numeración" de los mismos. Por ello resulta relativamente fácil detectar después si alguna de esas recetas se presentan en cualquier farmacia de la provincia. Aunque, en la actualidad, con la receta electrónica resulta más difícil la falsificación.

En ocasiones ha sido necesaria la intervención de las fuerzas de seguridad del Estado, cuando se han detectado falsificaciones o robos, u otras circunstancias especiales, como ha ocurrido en algunos establecimientos de Mérida y de Badajoz, explicó Venegas, "pero lo cierto es que hemos parado el uso fraudulento y con fines lúdicos", por lo que la campaña ha dado sus frutos.

CODEINA Y CICLOFALINA Gallardo indicó que se trata de medicamentos que tienen sus fines terapéuticos y que se siguen vendiendo al público con normalidad, pero lo que se ha reducido es el número de casos que solicitan fármacos para un fin distinto al de aquel para el que están prescritos por los médicos.

Algunos de estos productos son jarabes como codeína, para la tos, que puede tener "efectos sedantes e hipnóticos"; "la ciclofalina, que se utiliza para cortar droga", o cytotec, demandado por algunas mujeres como abortivo. El Colegio dio a conocer un listado con más de 30 principios activos susceptibles de este tipo de consumo abusivo.

De momento, el Colegio de Farmacéuticos no tiene elaborada una valoración estadística sobre el número de casos, de recetas o de las veces que han actuado la Guardia Civil o la policía, pues trabaja en ello. Lo que sí ha comprobado es que la mayoría de las veces, las personas que acuden a solicitar estos fármacos son varones jóvenes relacionados con el mundo de la droga.

Estos suelen acudir ellos mismos con recetas falsas o mandan a sus familiares, a la madre por ejemplo, con recetas verdaderas.

El Colegio de farmacéuticos tiene en marcha otra campaña complementaria, dirigida a padres, profesores o tutores, para que en el caso de que sospechen de que sus hijos o alumnos toman drogas y encuentren alguna pastilla o sustancia entre sus cosas, las llevan para analizarla de forma gratuita y comprobar si se trata de alguna estupefacientes o no.