TMte encantan las farolas. Antes no reparaba en ellas. Todas me parecían iguales o muy parecidas. Sin embargo la colección de farolas que han instalado en la carretera de Valverde me ha abierto los ojos a otra realidad. Las farolas pueden ser estilosas, simpáticas, modernas e incluso, abstractas. Cilíndricas, con forma de setas o incluso imitando a un árbol llorón.

Fue uno de los primeros elementos del mobiliario urbano que se instalaron durante las obras de desdoblamiento de la carretera que une Badajoz y Valverde de Leganés, y el que más me fascinó. Aunque debo de reconocer (que no siempre hay que estar criticando y de uñas, que no es bueno para el cutis) que las obras que la Junta de Extremadura ha realizado en la carretera EX-310, han convertido esta entrada a Badajoz en la más bella de las que tiene la ciudad. Amplios carriles, rotondas de diseño, bulevar, muchas flores, y lo mejor de todo, junto con las farolas, por supuesto, el carril-bici. Amplio, bien señalizado y sin obstáculos.

Atrás quedaron los inconvenientes que suponen cualquier obra y más en una carretera con tanta densidad de tráfico, y también los atascos y accidentes mortales que se producían antes del desdoblamiento (toco madera). Oficialmente las obras no han terminado, falta uno de los escollos más difíciles: cómo se van a repartir Junta y ayuntamiento su mantenimiento; para los usuarios de esta vía, la carretera ya está hecha.

Sin embargo hay un detalle que está ensombreciendo el trabajo realizado: las farolas. Muy bonitas, sí, pero apagadas desde el día que se pusieron.

Los ciudadanos agradecen no haber tenido que esperar a la inauguración oficial para circular por la carretera, la cual siempre ha estado en servicio, pero ¿se está guardando para ese momento el darle al botón de la iluminación como en la feria de San Juan?

Sería lamentable que se esté poniendo en riesgo la seguridad de los miles de conductores a cambio de una iluminada foto.