"Me ha impresionado hasta a mí". Así define Antonio Reguera Bueno, conservacionista, organizador de safaris y naviero, la exposición estrella de la Feria de la Caza, la Pesca y la Naturaleza Ibérica (Feciex) que se centra en piezas naturalizadas procedentes de su actividad profesional, principalmente de Africa. La exposición, que coincide con las bodas de plata de Feciex, se titula 'Caza y conservacionismo internacional. Colección Antonio Reguera'.

Aunque nacido en Toledo, las raíces extremeñas de este profesional de la cinegética mundial son indudables: su madre es extremeña, su mujer (Guadalupe), también lo es, y su suegro igualmente.

Reguera recordó en la intervención inaugural de Feciex que durante un largo viaje de Australia a Dubai realizado hace apenas una semana, una pareja de jóvenes no dejaba de ver en su tableta vídeos de dibujos animados. "No tiene nada malo, pero la generación actual vive con imágenes e ilusiones, de verdades a medias, de mentiras. Hay una idea general de que los animales son 'animalitos', de que los osos son de peluche. La vida es así, pero también es real. Estoy sorprendido gratamente de que en Badajoz se pueda ver cuál es la realidad de los animales salvajes", afirma el organizador de safaris. Efectivamente, los animales naturalizados casi en su totalidad por profesionales taxidermistas de la familia Garoz, se muestran en escenas de su día a día, incluso depredando, en tamaño natural, tal y como son. Jirafas, hipopótamos, ñus, osos polares, focas, gepardos, felinos y cabras de todo tipo, en su máxima expresividad, casi se diría que están vivos. Los Garoz han seleccionado ejemplares que estaban en la propia taxidermia de Los Yébenes y en las instalaciones de Antonio Reguera por el mundo.

Modalidades

"En cada lugar del mundo la caza es diferente. Puedes ser un experto en un tipo de animales y cuando vas a otro lugar la caza se hace de forma distinta. Una caza en la montaña o en el polo no tiene nada que ver con una en la selva o en España", comenta.

Explica el cazador profesional que hay varias formas de acechar, por ejemplo, al león. La más común es hacerle un aguardo con un cebo como se hace a un jabalí. Otra es seguir huellas en aquellos lugares en los que el terreno lo permite. La que más le gusta es con reclamo, llamándole. "Estar de noche sintiéndo cómo el animal está allí, respondiendo a tu reclamo y que de pronto te lo encuentras encima. Es una cacería muy tensa. Impresionante", indica.

Afirma que el Ñala de Montaña es uno de los ejemplares más preciados para él. Se trata de un animal que se caza en Etiopía, en una plataforma a 3.000 metros de altura, en un clima muy húmedo, en un terreno abrupto con grandes pendientes.

Lo que más le gusta a Antonio Reguera es la cacería del elefante en selva. "Tienes que disparar al animal a una distancia muy corta, porque de lo contrario no lo ves. Yo he tenido a uno delante. Estaba junto a un guía pigmeo. Veía algo que se movía. Le pregunté dónde estaba la cabeza. El me dijo que a un lado. Cuando apuntaba me di cuenta de que lo que a solo cinco metros me mostraba el guía era la cola y no la cabeza. Es una cacería que es muy peligrosa. Si fallas y el animal te carga no tienes tiempo de reaccionar".

Ingeniero naval y licenciado en Económicas, Reguera conoció por trabajo la riqueza cinegética de Africa. Era cazador desde muy joven y siempre tuvo la ilusión de salir de safari. Una vez que lo probó ya no dejó de ir y se convirtió en profesional de la organización de safaris.

Tiene más de una decena de campamentos de caza en Camerún, donde su empresa de safaris es una de las más reputadas. También tiene campamentos en Mozanquibe. Ha trabajado en Angola y Congo, por citar solo dos países que conoce muy bien. Reguera es un conservacionista convencido y asegura que el furtivismo es el gran problema de la caza en Africa.