Hasta el próximo día 8 de febrero se podrá visitar la IV Feria del Libro Antiguo, de Ocasión y de Saldo, instalada en el bulevar de la avenida de Huelva, que ayer inauguró la concejala de Cultura, Paloma Morcillo. Estuvo acompañada por compañeros del equipo de gobierno y de Fernando Carmona, gerente de Sonomobel, empresa promotora del evento. Este año, la feria llega a Badajoz con 14 libreros, cinco más que en años anteriores, y con un aumento de su espacio expositivo, de 90 a 120 metros lineales.

Paloma Morcillo destacó que este certamen es "un paraíso para bibliófilos y coleccionistas, que pueden encontrar en él verdaderas joyas y tesoros, como documentos raros y curiosos, a muy buenos precios".

La concejala, que visitó cada caseta de la feria, señaló la existencia de ejemplares de libros, documentos y mapas históricos, algunos de Badajoz, ediciones facsímiles, tebeos e incluso discos de vinilo. Los expositores, uno de los cuales es de la ciudad --la librería benéfica 'aAaaa', con un fondo de colecciones de libros antiguos y de ocasión--, proceden de diversas partes de España --Lorca, Logroño, Valladolid, o León--.

Otra faceta atractiva de esta feria para el público es que quienes quieran vender publicaciones o documentos antiguos, pueden ofrecerlos a los expositores, que los verán y les asesorarán, e incluso podrían quedar para ir a verlos en el lugar donde se encuentren.

EL ASILO DEL LIBRO En la exposición, la caseta El Asilo del Libro, que regenta Antonio Lorenzo, de Valencia, se pueden ver y obtener documentos del siglo XVI en adelante, y una buena biblioteca de ediciones antiguas y raras. Entre ellas, una edición romántica de 'El Quijote', de 1830, de Bergnés, un editor afrancesado que tuvo que huir a Francia.

También expone en sus anaqueles un volumen de 'El celoso extremeño', con aguafuertes de André Lambert, de 1945, con presentación del extremeño Rodríguez Moñino. O una segunda edición de 'La Regenta' de Clarín, prologada por Benito Pérez Galdós. O los 19 tomos de las Obras Completas de Feijoo, de 1777, valoradas en 2.600 euros, entre otras joya bibliográficas.

Antonio Lorenzo manifestó a este diario que hay lugares donde el mercado del libro antiguo sigue pujante, como Madrid, Barcelona, Valencia, "e incluso tengo clientes de Badajoz y de Almendralejo; en casi todas partes hay alguien interesado". Aunque reconoce que "en España, es cierto que nunca se ha leído, el libro era un signo de prestigio, pero ahora parece que incluso estorba. Los Jóvenes acabarán por no conocer el soporte libro". Mas, a pesar de ello, "hay un mercado para el sector, sobre todo lo gráfico, lo bonito, lo impactante, se sigue vendiendo", afirma Lorenzo.