Quizá el traslado del ferial a Caya fue brusco (no se podía hacer por etapas) y el proceso de adaptación del público, los feriantes y del equipo de gobierno, está siendo algo lento. No así de la oposición municipal socialista, que no acaba de asumirlo. La feria, como otras manifestaciones populares, está sometida a cambios continuos y hay que aprovechar cada circunstancia.

El traslado cayó mal en un principio pero ya las alternativas carecen de sentido. Que se lo pregunten a los habitantes de Valdepasillas.

La feria del día en el casco antiguo ha servido para que los pacenses conozcan la oferta de ocio y hostelera de esta zona, y ya hay gente que piensa que puede venir al centro el resto del año, pero que San Juan hay que vivirlo en el ferial. Es verdad que hay muchas menos casetas que hace 15 años, pero las que hay se están adaptando a una nueva demanda donde se invita a la diversión con showmans y se cuida el ambiente, nada que ver con los merenderos y las sevillanas de antaño.

La feria está donde debe estar, más cerca que las 3.000 viviendas impuestas por la Junta en Cerro Gordo, donde el trasiego será diario y no una vez al año.