El diestro pacense Antonio Ferrera abandonó ayer a mediodía el Hospital Infanta Cristina, a donde llegó pasadas las doce de la noche del lunes trasladado del hospital Obispo Polanco de Teruel, donde fue intervenido de las heridas en el pecho y en un glúteo por las cornadas que sufrió en la aparatosa cogida de la tarde del domingo.

Después de someterse a unas pruebas, el torero pidió el alta voluntaria en el hospital pacense para recuperarse en su casa, según declaró a este diario su padre, Antonio Ferrera. El Servicio Extremeño de Salud (SES) no quiso ofrecer parte médico alguno, a pesar de haber sido solicitado por este diario.

El padre del torero explicó que "al no tener fiebre ni fracturas, terminará de recuperarse en casa", por lo que se fue en su coche particular. Ferrera no quiso pronunciarse sobre la vuelta al ruedo.