"¿Cómo se aficionó a los toros? ¿Cuando le dijo a su padre que quería ser torero? ¿Se siente extremeño?" fueron algunas de las 48 preguntas de los jóvenes internos del centro Marcelo Nessi al torero pacense Antonio Ferrera en un encuentro que mantuvo con ellos, invitado por la Dirección General de Infancia y Familia para que les hablara sobre su vida y su trabajo hasta lograr el éxito que le ha llevado a estar considerado como uno de los diez mejores toreros del mundo. Su presencia en el centro abrió un ciclo de actividades programadas con motivo del Día de los Derechos de la Infancia. Ferrera se presentó ante los jóvenes como "alguien que quiere hablar con vosotros como amigo", y les trasladó en repetidas ocasiones un mensaje: "lo que soy no es por mis éxitos, sino por haber aprendido de mis errores". Antes había manifestado que es "un orgullo para mí estar aquí; ellos también me pueden enseñar muchas cosas", y que pretendía contarles a los jóvenes "algo de mi vida, lo que soy, sobre todo como persona, porque como profesional cualquiera puede conseguir lo que se proponga". Afirmó que la suya es "una profesión muy al límite; yo he sufrido mucho, mucho para conseguir mis objetivos, pero en cualquier profesión para conseguir lo que quieres y se lucha de verdad, se sufre y se tienen que tener unos principios". Los jóvenes recibieron al matador de toros con aplausos y tres de ellos actuaron de periodistas para formularle las cas 50 preguntas que habían preparados entre todos. En sus palabras a los jóvenes les contó sus inicios, la relación con su padre, cómo evolucionó de niño a torero y les dijo que es "torero por instinto". No quiso poner límites de tiempo, ni de contenidos y respondió a todo lo que le plantearon.