Esto no se puede titular de otra manera. Porque en el toro se respeta la jerarquía. Siete letras como siete tronos.

Valerie es francesa y lo parece. Una de esas francesas rubias y enjutas como salida de un filme de Truffaut. ¡Viva Andy!, grita cuando el novillero abandona la plaza por la puerta del ni fú ni fa. Bernard, a su lado, se queja de la cicatería del presidente para con el galo. Valerie y Bernad son de Burdeos, y se les nota. Ella se lleva la oreja que Younes le cortó a su primer novillo. Está tan flaca que no se plantea merendársela. Dos franceses que no hablan español y este español que no habla francés, mal pueden entenderse. Creo que están por llevársela frigorizada a Burdeos. Bernard, como queriendo vengarse de la mala suerte de su torero, me recuerda lo del Paris Sant Germain. Es un tipo raro, me hace ofrecimiento de un euro para que le compre el Marca. Tal cual, no les miento, que mentir no lo tengo por costumbre. Pasa bajo nosotros Antonio Girol, pluma, plumilla, plumón del toreo, al que tanto debemos los aficionados por esa página de referencia: Badajoz Taurina. Girol, entre sus muchas virtudes, tiene la avería de ser culé. Se lo hago saber a Bernad, y los dos, barrera callejón, se lían en predicciones para el martes.

Lo cierto es que me he perdido el primer novillo, precisamente el de Andy Younes. Los de Vitoria querían dar una vuelta por Nogales y les acompañé. ¿Qué puede más, la tauromaquia o la cortesía con quienes nos visitan? Evidentemente, la cortesía. Pero no porque esté por encima de la tauromaquia, sino precisamente porque el toro nos enseña a ser corteses aunque medie cornada. La tauromaquia, cátedra circular. A las diez en el Hotel Heredero descargan los trastos del Juli. Esportones cosidos con su hierro, los mismos esportones de cuero que pudiera haber lucido el Gallo. Tradición. En estos tiempos digitales, de vez en cuando, hacer girar la rueda de un teléfono de baquelita tiene el encanto de lo que nunca muere. A las once en Nogales; castillo, cementerio, la sepultura de Pierre Brun (otro francés) y los almendros en flor. A las doce, buscando aparcamiento. Mal rollo. Como por arte de magia un sitio libre. Uno de protección civil me dice que allí no se puede, aparcar. Una señora hace gestos de molino a su lado. Insisto; insisten, que me vaya. Me voy. Lo triste es de vuelta, ya a pie, veo que una señora ha aparcado en el codiciado hueco. Le pregunto al de protección civil si la interfecta es de alguna de las cuatro castas fundacionales. Me dice que es la concejala de Cultura. ¿De Olivenza?, pregunto. Que no sabe, que él es un «mandao» y además de Mérida. Yo más bien supongo que lo será en Cuenca, porque una concejala de Olivenza no perpetraría semejante perrería. Si a Astorga, descabalgar de la moto en prohibido, le costó el cargo, no quiero pensar cuál habría de ser el castigo para quien prohíbe arbitrariamente lo que está permitido con el único fin de darse recreo y solaz. A mí, en luciendo el sol, en el bolsillo de la camisa mi habano y en la derecha una almohadilla del Cochertito, nada me turba. Ay, Bilbao,… ¡cuánto te quiero! ¡Salve Cochero, torero de Bilbao!

En fin, en el callejón Arturo, el delegado, el guardia civil que gana batallas como el Cid, después de jubilado. ¿Para cuándo un homenaje de la gente del toro para Arturo Gómez? Felipe Albarrán me llama para seguir las incidencias de la matinal. En las redes un tipo me llama viejo hijodeputa y desea que me rajen. Un tío simpático. Pero no todo es mohína. Leo que Juanito Parejo ha sido padre. Enhorabuena a los dos, padre y madre. Bonito nombre el de Ignacio. Vasco también, como Cocherito, aquel santo, soldado de la Fe. El Andalusian Bull de la mañana ha ido por el niño. Un salomón de cepo 54-60 de los que hacen repicar las campanas del Santísimo. Doble anilla. Una joyita de Lito Gómez, el dueño de La Flor Dominicana. Otro niño hecho hombre a la sombra de la fiesta. Peor nota se llevó el Plasencia 1898 del viernes. Para esta tarde todo es poco. Me he traído toda la artillería del humidor. Creo que al final arderá un Montecristo doble robusto (o más), edición especial.

Me voy, que tengo que comprarle el Marca al franchute. Me voy, porque esta tarde de sábado, la plaza es templo, me voy, porque esta tarde sacamos al tercio a saludar a un torero macho que le ha podido al sufrimiento. Orgullosos de Ferrera. Y de Juli, y de Talavante,… pero hoy esta humilde crónica de ambiente solo podía titularse Ferrera.