El último pleno ha desvelado el final de un asunto que jurídicamente parecía claro desde que se inició hace diez años y que el PP presentó como un caso de favoritismo; y lo utilizó para escenificar el cambio de modo ejemplarizante con la rescinsión del contrato entre el ayuntamiento y la sociedad laboral Jaspesal, encargada del mantenimiento del parque de San Fernando primero y después de otras funciones más.

Jaspesal se creó con participación municipal en tiempos del alcalde Rojas, que nunca renunció a buscar soluciones a los parados que se le agolpaban a las puertas. Así nació también otra empresa de control de parquímetros y se arriesgó con la Hering, consciente de que la ciudad no despegaría sin actividad productiva e industrial y que le costó el cargo, mientras los brasileños perpetraban su fuga con la especulación urbanística que finalmente se ha producido. Uno de los que se fueron con Rojas fue José Alberto Hidalgo, a quien Jaspesal ofreció trabajar como gerente y el PP se la juró. Lo primero que hizo nada más tomar el gobierno fue liquidar la sociedad sabiendo que judicialmente perderían. Primó su interés político, aunque con el dinero público.