TStacromonte, los sabios de la tribu' son 94 minutos en los que cualquier aficionado al flamenco o no, puede adentrarse en una de las cunas del flamenco más herméticas, más puristas y más internacionales. Una escuela permanente en el rincón granadino donde la zambra se mecía de generación en generación y el flamenco se convertía en el pan y trabajo de los gitanos de Sacromonte. Podremos disfrutar de esta obra dirigida por la cineasta Chus Gutiérrez el próximo viernes, gracias al Festival de Cine Inédito que amantes del séptimo arte como Angel Briz o David Garrido van convirtiendo poco a poco en el encuentro 'íntimo' y sosegado con un mundo, al menos para mí, siempre por descubrir. Es difícil encontrar una cita en hora y forma con el guionista de este documento sobre el barrio granadino, Curro Albaycín, pero es lo menos importante. Lo cierto es que a estos espíritus libres, artistas de nacencia es mejor, como a tantos otros elegidos por el compás, dejarles que su obra hable por ellos. Sentarse, mirar y admirar. Yo ya así, me siento recompensada.

Para aquellos que no puedan asistir al único pase de esta obra, sepan que debe ser cita obligada, no solo por lo que descubres del flamenco en sí, sino por la cotidianeidad de la que te empapa, de esa realidad que antes se distanciaba de lo real, y que por desgracia volvemos a ver. Escribía Federico García Lorca : "Como el niño que enseña lleno de asombro a su madre vestida de color vivo para la fiesta, así quiero mostraros hoy a mi ciudad natal. A la ciudad de Granada", y con esa elegancia, y ese color y ese poderío se desplegó sobre la capital extremeña la zambra mora y gitana del Sacromonte. Sobre Mérida, y sobre todos aquellos a los que el Festival Inédito les enseñó que el flamenco era algo más que compás y arte, y el cine, más que una máquina de sueños. Aunque para monstruos como Hitchcock el cine solo sean 'cuatrocientas butacas que llenar'. Cosas de genios.