Las lesiones que presentaba el cadáver de la víctima del crimen de Alange, Mirela Gheorge, demuestran que la joven fue golpeada durante «al menos una hora» antes de fallecer. Así lo aseguraron ayer los forenses que declararon en el juicio que se sigue en la audiencia contra el acusado de matar a la mujer la madrugada del 6 de enero del 2017, G. P., su expareja y padre de uno de sus dos hijos.

La víctima presentaba heridas incisas, contusas y por compresión hasta en 43 zonas de la parte superior del cuerpo (algunas lesiones estaban sobre otras). En el tórax tenía una lesión «muy importante», que los forenses achacan a patadas, un pisotón o al haber ejercido una presión específica cuando el cuerpo estaba sobre un superficie regular, que podría ser «mortal» sin una atención sanitaria inmediata. Los expertos, en contra de lo que sostuvo el inculpado en su declaración, afirmaron que la joven fue estrangulada --lo que corroboran «de forma absoluta» los informes toxicológicos, además de las marcas del cuello-- y que la llevaron «por arrastre o rodando» hasta el embalse, al tiempo que consideraron prácticamente «imposible» que, como también afirmó el acusado, se hubiera caído por el terraplén, pues no presentaba lesiones de consideración en los miembros inferiores del cuerpo, a pesar de que se encontró descalza y sin calcetines.

Las heridas craneales no le ocasionaron la muerte, pero, junto a la ingesta de alcohol, con una tasa de 0,91, hicieron que la víctima, como mínimo, estuviese aturdida o su nivel de consciencia se redujese, por lo que más que defenderse lo que pudo hacer fue protegerse de las agresiones, como atestiguan las marcas en sus manos.

Según los especialistas, ninguna de las lesiones fue causante de la muerte, sino el «sumatorio de todas» y cuando la joven fue llegó al agua estaba ya «agonizando».

Los forenses, a preguntas de la fiscal, reseñaron la «frialdad emocional» y la falta de empatía con su entorno del acusado, rasgos de personas «psicopáticas». Asimismo, apuntaron que el hecho de quese deshiciera de la ropa y lavara su coche indican que fue un «acto coordinado».

Los abogados de la acusación, particular, Francisco Conde y de la Junta, Francisco Caldera, coincidieron al señalar que las explicaciones de los forenses refrendan su tesis de que fue un asesinato, con ensañamiento y alevosía, y no un homicidio, como plantea la defensa.

Ayer también declaró la madre de Mirela, quien señaló que ni el acusado ni su familia se han puesto en contacto con ella para interesarse por su hijo, que ella tiene en custodia, ni tampoco el inculpado le ha transmitido su arrepentimiento. Hoy está previsto que las partes expongan sus conclusiones finales.