La Fundación Caja Badajoz está a punto dar un paso más en su autonomía respecto del Grupo Ibercaja Banco, del que forma parte la entidad que le dio nombre, fundada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País en 1889 como Monte de Piedad y Caja General de Ahorros de Badajoz, tras su integración primero en Caja 3 --con Caja Círculo y Caja Inmaculada--, entre 2010 y 2011, y la posterior absorción de ésta por Ibercaja, entre 2013 y 2014. Dicho proceso se inició de forma oficial cuando en diciembre del 2013, la asamblea general de Caja Badajoz aprobó la transformación de la entidad en una fundación de carácter especial, y posteriormente en una fundación ordinaria, que con el relevo en su presidencia de Francisco Manuel García Peña por Emilio Vázquez, asume y relanza su función social y cultural.

Ese paso consistirá en la salida física de su actual sede, que se ubica en la planta 15 de la torre que construyó Caja Badajoz, el edificio Badajoz Siglo XXI. Para ello busca un espacio propio que tenga cierto carácter emblemático en una zona, a ser posible céntrica, o que al menos le dé visibilidad a su labor, según han confirmado fuentes de la propia fundación.

Hasta ahora, según ha podido saber este diario, se mantienen conversaciones con Telefónica para ver la disponibilidad de la Giralda, que fue sede social de la compañía y lleva años cerrada, sin uso, al ser éste un edificio simbólico de la ciudad situado en la plazuela de la Soledad. Esa es una de las posibilidades que se barajan. Otra estaría muy cerca, otro edificio emblemático de esa misma plaza, el que fue almacén de juguetes, Las Tres Campanas, que luego adquirió Cara Rural y posteriormente un empresario para convertirlo en hotel, si bien ese proyecto quedó parado, pero que se sepa no ha habido conversaciones aún.

Igual ocurre con otros espacios libres conocidos en el centro de Badajoz, como el ala izquierda del teatro López de Ayala, que sigue sin ser habilitada y sin uso. O el Conventual Jesuita anexo a la iglesia de la Concepción, entre las calles San Juan y Bravo Murillo, que adquirió un empresario local junto con otro de fuera de la región para presentar un proyecto de casino que no ganaron y que se adjudicó a otro grupo que lo hizo junto al Hotel Río. El propietario de fuera, que trabaja en negocios en Japón, se quedó finalmente con el cien por cien de la propiedad, pero las instalaciones siguen cerradas.

Otro edificio céntrico y sin uso es el palacio de la antigua capitanía, en la plaza de López de Ayala, un lugar céntrico del Badajoz histórico que en su día se tanteó para ubicar el rectorado.

Además, la Fundación Caja Badajoz mantiene conversaciones con Ibercaja para desprenderse de su participación en la propiedad del edificio de la anterior sede Caja Badajoz, en San Francisco, donde hoy solo se encuentra la oficina principal de Ibercaja. En cambio, no tiene participación en el edificio del antiguo centro de datos, de la BA-20, propiedad solo del banco.

Así mismo, la torre Badajoz Siglo XXI, una vez que se libere la planta 15, mantendrá ocupadas solo la 13 y la 14 con dependencias de Ibercaja, además de una empresa local, Ecoenergías del Guadiana, en una parte de la primera, y un gimnasio en la planta baja, pues la jamonería y restaurante de Acorex cerró, y tampoco se llegó a abrir la oficina bancaria prevista, que se construyó con todos los dispositivos de seguridad para ese uso.