El albergue juvenil del Revellín de San Roque, el primero de la ciudad, tendrá capacidad para 62 personas en los once dormitorios que se habilitarán. Así se recoge en la memoria de proyecto de ejecución para la adaptación del interior de esta fortificación del siglo XVIII, que ahora utiliza el Servicio Municipal de Limpieza, firmado por el arquitecto Francisco Javier Carpio Villa.

El albergue ocupará una parte del edificio, y el resto se utilizará como centro de asociaciones. Ambas instalaciones funcionarán de forma autónoma y tendrán entradas independientes, pero los espacios interiores serán comunes y las zona de asociaciones se podrá utilizar como equipamiento y apoyo del albergue.

La zona de alojamiento ocupará más de 900 metros cuadrados, donde se distribuirán tres dormitorios con cuatro plazas; siete con capacidad para seis personas; y uno más con 8 camas. Además, contará con zona de recepción, administración y control, almacenes, un cuarto para el vigilante y otro para equipajes, lavadero, sala de usos polivalentes, un office y aseos.

El centro de asociaciones, por su parte, dispondrá de unos 400 metros cuadrados, donde se habilitarán siete salas-despachos para acoger reuniones y conferencias, vestíbulo y aseos.

La intervención recogida en el proyecto de ejecución contempla la demolición de la torre de bomberos, levantada en los años 70 y que solo contiene la escalera con ojo central, así como la eliminación de otras construcciones adosadas al interior del muro. Con ello, se aliviará el espacio interior "del agobio constructivo" al que está sometido, conservando aquello que permita "leer" en un recorrido perimetral "la historia constructiva del Revellín a través de sus cicatrices".

La solera de hormigón del patio central se sustituirá para recuperar este espacio como zona verde, se limpiará y ajardinará el foso --donde se buscarán los sillares y piezas caídas para su reposición; y reparará el interior del muro. Aunque en este proyecto, cuyas obras se han licitado por casi 1,4 millones de euros con cargo al segundo Plan E, no se incluye la intervención en el muro exterior, el arquitecto propone que se realice una "pequeña" actuación con carácter reversible que garantice al menos la durabilidad en el tiempo y el decoro del monumento, considerado Bien de Interés Cultural.

En la última Junta de Gobierno Local se adjudicó la dirección de obras de este proyecto a Emilio Sánchez por 28.900 euros.

Con la puesta en valor del Revellín de San Roque se satisface también una vieja reivindicación de los vecinos del barrio, que en numerosas ocasiones han reclamado que se diera un uso social y cultural a la fortificación.