Casi un mes después de anunciarlo, Alfonso Gallardo presentó ayer el ERE extintivo para despedir a los 534 trabajadores de la Siderúrgica Balboa, toda la plantilla. No hubo sorpresas y después del rechazo mayoritario de los empleados (el 72%) la noche del miércoles al preacuerdo cerrado por las partes para dar futuro a la planta, los representantes del grupo industrial de Jerez pusieron ayer sobre la mesa el documento oficial que supone el cierre de la planta.

La reunión entre empresa y trabajadores duró una hora en la que firmaron la documentación pertinente y establecieron el calendario de reuniones obligatorias para el periodo de consulta del expediente de regulación de empleo que se abre durante un mes. Tras este encuentro, el Grupo Gallardo registró también en la Administración el expediente de despido colectivo.

Ahora, la normativa laboral establece que al menos debe haber tres reuniones --la primera el próximo 24 de octubre-- entre las partes y esas son las previstas inicialmente por la empresa, ya que, a priori, no se plantea abrir una nueva negociación. "Siderúrgica Balboa lamenta que los trabajadores hayan votado a favor del cierre de las instalaciones y en contra de un plan de viabilidad que garantizaba el futuro de la empresa. En estos momentos no hay otra opción, la empresa no tiene más margen", aseguró la dirección del grupo. No obstante, en este nuevo periodo, el comité no pierde la esperanza de lograr un acuerdo que evite el cese de la actividad.

"Los trabajadores no queremos que la siderúrgica se cierre y vamos a hacer lo que podamos para evitarlo, pero tampoco podemos mantener un trabajo en el que soportamos altos niveles de ruido y peligro, y que no podamos dar de comer a nuestras familias", señala Juan Méndez, presidente del comité y el único de sus miembros contrario al preacuerdo votado por los trabajadores. "La empresa hasta el último día no se va a mover, pero hay que dar una vuelta a la situación; si se plantean despidos en buenas condiciones y no hay bajadas salariales, no sería todo tan traumático", estima. "La situación ha empeorado, pero estamos obligados a no perder la esperanza y ver si hay otra opción", apunta Angel Villa, miembro del comité.

Sin embargo, los responsables sindicales del sector son más escépticos en este nuevo escenario, que se ha intentado evitar desde la Administración extremeña. "No le veo mucha salida a esta situación", lamentó ayer Melitón Rodríguez, responsable de Industria de CCOO. "No hay ninguna propuesta nueva, ya hemos llegado al acuerdo máximo que podíamos alcanzar y que ha sido rechazado por los trabajadores que no han tenido altura de miras suficiente para evitar este ERE. Los que piensan que hay otras oportunidades para salvar la empresa tendrán que ser quienes tengan que hacer sus propuestas", exclama.

"LA MEJOR SOLUCION" Rodríguez insiste que el plan de viabilidad era la única alternativa hasta el momento para evitar el despido de toda la plantilla y dentro de lo peor, tras analizarlo, "la mejor solución para evitar el cierre y el despido de 500 personas". El preacuerdo rechazado por los trabajadores mantenía rebajas salariales escalonadas del 4 al 25% y 117 bajas que podían ser voluntarias con una indemnización de 30 días por año y una máximo de 18 mensualidades. "Ahora estamos hablando de 534 despidos con 20 días por año y un máximo de 12 meses e incluso la posibilidad de acudir al Fondo de Garantía Social".

Igual de complicado ve el escenario ahora UGT. Miguel Angel Rubio, secretario la federación del metal, asegura que los sindicatos han tratado de evitar por todos los medios que llegara este momento. "Hemos ejercido una actitud de responsabilidad". Rubio también espera que se pueda dar una nueva vuelta a esta situación, "aunque ya está muy trillado y el margen de maniobra es escaso", afirma. Lamenta también la pérdida de credibilidad de la empresa ante bancos y acreedores tras el rechazo de la plantilla, a la que reconoce que lleva soportando una situación complicada tras cuatro ERE en los últimos años y un ambiente laboral "nada agradable".

EL ARBITRAJE DE MONAGO En este nuevo escenario son también actores principales los máximos dirigentes políticos de la región que ayer apostaron por seguir buscando una solución conjunta. El presidente extremeño, tras conocer la negativa de los trabajadores, planteó abrir la vía del arbitraje para tratar de encontrar un acuerdo entre las partes que evite el cierre. "Cuando parece que se aleja el punto de encuentro, hay que seguir buscando el diálogo, la vía de la negociación y del acuerdo", porque están en juego los puestos de trabajo y el futuro de la comarca de Jerez y de un proyecto industrial que es viable, recordó ayer.

Su propuesta es bien recibida por los sindicatos. "No hay muchas alternativas ya y cualquier cosa que se haga para mantener el empleo es positivo", señala Rodríguez de CCOO. El líder de este sindicato, Julián Carretero, va más allá y pide a la empresa que recapacite y retire el ERE para demostrar que apuesta también por continuar con la actividad, ya que "nadie se puede permitir la pérdida de una empresa industrial de este tamaño".

El secretario del PSOE, Guillermo Fernández Vara, reconoció ayer que se ha hecho un "gran esfuerzo" por parte de "todos" y apostó por seguir remando en la misma dirección. Por su parte, el coordinador de IU, Pedro Escobar, reclama una mayor implicación de los sectores afectados y pide al grupo que presente "realmente" un plan de futuro.