"Agilidad". Ese es el término que Antonio Avila emplea para justificar la privatización del servicio que él dirige desde hace seis años. Como ejemplo pone los trámites administrativos que ha tenido que seguir para poder comprar la última partida de 920 contenedores. "Iniciamos los trámites en septiembre y no llegaron los contenedores hasta enero, una empresa privada, si los necesita, los puede comprar de un día para otro y a quien quiera".

En este sentido afirmó que "cuando se trata de fondos públicos todo es más lento". El concejal de Limpieza reconoció que a raíz de la privatización "llegarán máquinas a la ciudad que no podría adquirir el ayuntamiento". Badajoz no dispone, por ejemplo, de una máquina específica para quitar la cera que dejan las velas de los pasos de Semana Santa y que ahora los operarios retiran del suelo con espátulas.

El servicio carece de máquinas para eliminar excrementos caninos, aunque reconoció que él no es partidario de usarlas. Según Avila, "las empresas pueden innovar".