El arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, celebró las bodas de plata de su ordenación episcopal con una misa que concelebró con siete obispos y 170 sacerdotes en la catedral metropolitana de Badajoz.

La misa comenzó con la procesión del clero con todo su boato en el interior del templo, mientras el coro de la catedral interpretaba ´Cristo resucitó. Aleluya´, un canto pascual de entrada, dirigido por Demetrio Muñoz, e interpretado al órgano por Francisco Barroso.

Alrededor de 800 personas llenaban la catedral, que había sido habilitada con un sistema de sonido y pantallas para seguir la eucaristía desde cualquier punto del templo. Entre ellas se encontraban el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán; la delegada del Gobierno, Carmen Pereira; miembros del equipo de gobierno y mandos de los cuerpos de seguridad, entre los numerosos invitados y fieles católicos.

García Aracil recibió un báculo como regalo de la archidiócesis y el alcalde le obsequió con un cuadro en nombre de la ciudad. El arzobispo agradeció a su presencia a los asistentes y pidió, en su homilía, que "en estos tiempos el compromiso de los cristianos debe ser más fuerte que las presiones" que puedan sufrir por el ambiente en momentos "especialmente difíciles para la Iglesia".