El Colegio Público General Navarro ha retirado a mediados de abril los crucifijos que quedaban en sus aulas a instancias de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos (Ampa), que lo solicitó el pasado marzo a la dirección del centro al considerar que al mismo acuden alumnos de distintas religiones o que no profesan ninguna creencia.

"Estamos en un Estado aconfesional, se trata de un colegio público y no puede tener más símbolos que los oficiales y los padres de los alumnos no católicos no se tienen por qué ver obligados a solicitar ellos personalmente que los retiren, pues nuestra asociación también está para representar a esas minorías", argumentó el presidente de la Ampa, Adrián Rodríguez, al explicar el motivo de su solicitud.

La forma en la que se ha llevado a cabo la medida no ha gustado al PP de Extremadura, cuyo secretario, César Díez Solís, criticó ayer que se hayan eliminado de manera "unilateral" y sin contar con el claustro de profesores y el consejo escolar. Los populares interpretaron esta decisión como "un eslabón más en la larga cadena de faltas de respeto y recortes a la libertad" a padres, profesores y alumnos y exigieron explicaciones a la Consejería de Educación, a la que también reclamaron "transparencia" en este tipo de decisiones que, a su juicio, suponen una "desconsideración a las creencias religiosas de muchos extremeños".

El PP se cuestionó si para Educación la presencia de los crucifijos en las aulas era el problema más importante que tenía este centro y señaló que en el caso de no serlo "ya lo han creado al tomar una medida que, como mínimo, supone una falta de respeto a las creencias de muchos padres, alumnos y personal docente". Además, denunciaron que se ha tomado con "nocturnidad, alevosía y falta de tacto".

Díez Solís preguntó a la Consejería de Educación si antes de suprimir estos símbolos religiosos se había pulsado la opinión de las madres y padres de alumnos y profesores con los que considera que se tendría que haber llegado a un consenso antes de proceder a su retirada.

Por su parte, la directora del General Navarro, Teresa Rodríguez, explicó que los crucifijos ya se habían ido suprimiendo poco a poco y aclaró que no se ha procedido a una retirada "masiva", sino que se han limitado a quitar "los cuatro" que persistían en un centro escolar de diez unidades.

"Se le está dando una importancia que no tiene", apuntó la directora, quien señaló que se trata de una cuestión administrativa, que no es necesario consultar con el claustro de profesores y el consejo escolar. Teresa Rodríguez aseguró que no han recibido quejas de ningún padre y solo dos profesoras se han mostrado en desacuerdo.

El presidente de la Ampa explicó que la petición fue realizada por la junta directiva motu propio y sin que ningún padre de alumno se lo pidiese previamente. Adrián Rodríguez coincidió con la directora del centro en que al consejo escolar no le compete pronunciarse sobre esta cuestión que, a su juicio, se "ha sacado un poco de quicio" por la queja de "una profesora", que el PP ha aprovechado como "arma arrojadiza", pues aseguró que hasta ayer no habían recibido quejas por parte de los padres.

Rodríguez añadió que no se ha informado individualmente a los progenitores porque valoraron que era una "cuestión sin importancia", porque si los crucifijos continuaban en algunas de las aulas se debía a que se trata de "un colegio antiguo".

Apuntó asimismo que criticar la retirada de estos símbolos religiosos es "una falta de tolerancia" contra las personas que no son creyentes y consideró que el PP olvida que "en los colegios públicos hay una educación laica, que las clases de Religión son voluntarias y que hay que ser respetuosos con los demás, sobre todo con las minorías".

Preguntado por este diario, el delegado episcopal para la Educación y Centros de Enseñanza, Fermín Muñoz, señaló al respecto que, en principio, desaprobaba la decisión, aunque declinó hacer más valoraciones hasta que no tuviera información de cómo y por qué se han retirado los crucifijos.