A Henry Louis Mencken, uno de los más influyentes escritores estadounidenses de la primera mitad del siglo XX, se le atribuye haber dicho que «hay algunos políticos que, si sus electores fueran caníbales, les prometerían misioneros para cenar». Lo he recordado en estos días de políticos y geografía cuando algunos dirigentes se han empeñado en actuar como agencias de viajes. La vicesecretaria general del PSOE, tratando de defender la plurinacionalidad de España, ha dicho, para ilustrarnos, que Bolivia es un Estado plurinacional. Nos compara con Bolivia, cuya Constitución de 2009 (apoyada por el 61%; la nuestra del 78 obtuvo un 98%), reconoce, «antes de la invasión colonial española», hasta 32 supuestas naciones. Queriendo ser estupendos, podría la susodicha reconocer, «antes de la invasión colonial romana», las naciones ilergeta, turdetana, vaccea o celtíbera. El remate fue cuando hablo de Baviera como estado libre asociado de Alemania. El hecho catalán nos ha proporcionado otro guía turístico. Un tal Miquel Lupiañez i Zapata, el Miguel de toda la vida de Narila, en Granada, que, ahora como alcalde de Blanes, en Gerona, ha comparado a Cataluña con Dinamarca y al resto de España, incluidos los suyos del sur, con el Magreb. No sabemos si con esto quería decir que el Magreb es lo peor de lo peor pero debería saber, por ejemplo, que uno de los países del mundo con mayor tasa de suicidios es, precisamente, Dinamarca. Un tipo llamado Raphael Minder, suizo de nacimiento y corresponsal del New York Times en España y Portugal, dicen que es el inspirador de un editorial de este periódico a favor del referéndum independentista. Un tipo que no defiende lo mismo para Suiza o un periódico que tampoco lo hace para California o Texas y que cuando hablaba del terrorismo vasco los convertía en románticos separatistas. Mejor será viajar a Canadá, que también nos lo ofrecen en oferta a propósito del acuerdo comercial con la UE. O a Ferrol, donde los independistas autóctonos quieren quitar el nombre de la plaza de España, pásmense, por franquista. Siempre nos quedará la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet que dice que si el Gobierno aplica la Constitución habrá que pedir ayuda internacional. Como decía el poeta Ezra Pound, «gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantener a la población en vilo». O de vacaciones por el mundo.