Está claro que las pintadas cuando no son arte son una gamberrada, y una gamberrada que no se para en las primeras matas, ni respeta monumentos, ni equipamientos públicos, como es el caso de los túneles de acceso al parque infantil desde la avenida de Ramón y Cajal, construidos en piedra, así como en el interior de una hornacina dentro del parque. Y eso, a pesar de que comienza a haber espacios y reuniones dedicados a dar rienda suelta al spray.