Disfrutar de un envejecimiento activo y no hacerlo en soledad. Con esta premisa tres jubilados pacenses, Carmen Mahedero, Carmelo Sayago y José Pedro García, se han embarcado en un proyecto de viviendas colaborativas que han bautizado con el nombre de Convivium. La iniciativa está dando sus primeros pasos, pero sus promotores han decidido darla a conocer públicamente para informar a los posibles interesados en formar parte de esta cooperativa sin ánimo de lucro, que será la figura jurídica que se adopte para impulsar este complejo residencial, también abierto a ciudadanos portugueses.

De momento, más de un centenar de personas, a las que se le ha remitido ya la documentación del proyecto, están convocadas el próximo 29 de noviembre a una primera asamblea en el Centro de Profesores y Recursos de Badajoz (CPR), a las 17.30 horas, que también está abierta a quienes quieran informarse.

La idea es construir un complejo residencial con una máximo de 60 apartamentos privados (de entre 50 y 60 metros cuadrados con salón, cocina americana, baño adapatado y dormitorio), a los que se sumarían las zonas comunes como un comedor, salones de usos múltiples, gimnasio, espacios para tratamientos terapéuticos y piscina.

Una vez que el proyecto avance se buscará el terreno --tanto en Badajoz, como en Elvas y Campomayor-- donde construir este complejo. Tendrá que ser como mínimo de una hectárea, pues la idea es contar con amplios jardines y espacios para huertos.

La inversión total prevista sería de 6 millones de euros. Los coperativistas adquirirán la propiedad de uso de los apartamentos, con un precio de entre 90.000 y 150.000 euros, que luego pasaría a sus herederos (la propiedad siempre será de la cooperativa para evitar la especulación). El resto de zonas comunes y el mantenimiento se sufragarían con mensualidades fijas de entre 800 y 1.200 euros, mientras que los servicios que se ofrezcan (comedor, fisioterapia u otros) los costeará cada persona cuando los requiera.

Estas son las cifras iniciales que barajan los impulsores de Convivium, pero será el número de cooperativistas el que finalmente determine qué tipo de proyecto se lleva a cabo. La intención es que no se superen los cien socios, pero si son menos, siempre que sea viable económicamente, el proyecto se adaptará a ese número de inversionistas. El objetivo es que la cooperativa esté constituida en febrero y en 5 años las viviendas colaborativas sean una realidad.

Para formar parte de la cooperativa no se establecerá ningún tramo de edad, aunque se dará prioridad a quienes ronden los 65 años. La franja de edad de los inquilinos de este tipo de residenciales suele estar entre los 55 y los 75 años.

Mahedero, Sayago y García defendieron que este proyecto «social» resuelve un problema que afecta a muchas personas en la actualidad y que será mayor en los próximos años, dada la esperanza de vida y los bajos índices de natalidad. A su juicio, este tipo de viviendas permiten que personas con ingresos medios puedan vivir de manera autónoma. «No es un proyecto para ricos», aseguraron. En este sentido, señalaron que con las pensiones medias no se puede hacer frente a los gastos de una residencia privada (entre 2.000 y 3.000 euros al mes) y en los centros públicos tienen prioridad quienes tienen menos recursos, «como es razonable», reconocieron.

Los apartamentos estarán adaptados para que cuando los inquilinos sean dependientes no tengan problemas. Se crearán grupos de apoyo para ayudarse unos a otros y habrá servicios médicos y específicos para quienes los requieran.