La actuación prevista en El Campillo es como si en el entorno de la catedral se construyera una promoción de viviendas adosadas. Con esta comparación, un grupo de profesionales de distintos ámbitos se han unido para mostrar su "preocupación" y rechazo a los planes de regeneración previstos en esta zona del Casco Antiguo, que incluyen la construcción de viviendas unifamiliares y una plaza de nueva creación, entre otras actuaciones.

Arquitectos como Angel Gamero, Juan Carlos Sánchez y Angel Ganivet; el sociólogo Artemio Baigorri; el arqueólogo Fernando Valdés; el dramaturgo y escritor Miguel Murillo; y, a título particular, Juan Pedro Brun forman parte de este grupo que se ha autodenominado Iniciativa por El Campillo. Ayer convocaron a la prensa para denunciar que la actuación incumple la Ley de Patrimonio al no respetar las áreas de protección de la alcazaba y las murallas (que como mínimo deben tener 100 metros) y advertir de que la edificabilidad prevista --tres plantas-- perjudicarían la visión de la torre de La Atalaya (Espantaperros), minimizando la presencia de uno de los monumentos más emblemáticos e importantes de la ciudad.

Asimismo, este grupo de profesionales cuestionó la forma en la que se está tramitando el proyecto, pues criticó que se pida a la Comisión de Patrimonio que informe por partes de la actuación (en la actualidad se ha solicitado que lo haga sobre la idoneidad de la urbanización), cuando la ley establece que debe evaluarse en su conjunto, es decir, expropiaciones, derribos, urbanización y construcción, para determinar cómo afecta al patrimonio protegido. Está previsto que la comisión apruebe el 22 de noviembre el proyecto de ejecución, tras haber dado el visto bueno al básico.

Fernando Valdés aseguró en su intervención que el documento que ha elaborado el grupo --y que ayer entregaron en el registro del ayuntamiento y la Junta de Extremadura-- se basa en la experiencia y conocimientos de los profesionales que lo forman y que --recalcó-- "no va contra nadie", sino que se trata de aportar opiniones e ideas que contribuyan a mejorar y conservar el conjunto.

En este sentido, Ganivet se refirió, entre otras propuestas, a la necesidad de que se rebaje la edificabilidad de las viviendas más cercanas a la torre de Espantaperros, así como adecuar el paseo de la calle Benegas, convirtiéndola en plataforma única, puesto que esta vía siempre fue el acceso natural desde el acceso por la puerta de Mérida a la plaza Alta, y uniría la plaza de nueva creación prevista con la de San Andrés.

También plantean que se incluya en la actuación el convento de las Trinitarias y consideran que no debería construirse "el edificio-tapón" que se prevé levantar en el final de la calle Doblados, con Afligidos y Bravo Murillo.

Los miembros de Iniciativa por El Campillo tildaron de "problema grave" para la ciudad la intervención prevista en esta zona y lamentaron que se haya desplazado a todos las personas que residían allí "para hacer una colonia de adosados de alto precio".

El ayuntamiento no respondió ayer a las críticas de estos profesionales a los planes urbanísticos de El Campillo.