Desde que comenzó el realojo de las familias de Cuestas de Orinaza, se oyen voces que piden el derribo del barrio Los Colorines. En cambio, el cura Eugenio Sánchez, poco antes de morir, dijo que el derribo sería tan traumático como no hacer nada, y que se requiere un intenso trabajo social para realojar a las familias que así lo quieran y que estén preparadas para la convivencia. Lo cierto es que los últimos sucesos, tanto el amotinamiento de un centenar de residentes que echaron a la policía, como las continuas reyertas y a veces tiroteos, muestran que la realidad supera con mucho a las autoridades. El problema está en acabar con las causas que originan los guetos.