Guillermo Fernández Vara ejerce de consejero de Sanidad para toda Extremadura, lo que no le impide manifestarse como un enamorado de Badajoz y destacar las posibilidades que tiene la ciudad en sus relaciones con Portugal, con la que comparte proyectos transfronterizos que suponen una dotación importante en dinero y en conocimiento.

--Este año comenzará el Infanta Cristina a extraer órganos para hacer trasplante hepático en el futuro. ¿Cómo será el proceso?

--No hay duda de que debe haber trasplante hepático, pero se necesita una masa crítica --población-- que lo justifique contando con una buena habilidad profesional. Estamos en periodo de madurez, dos años de extracciones y luego todo va encadenado. Las decisiones están tomadas y en el complejo se ha dividido cirugía y creado un grupo para trasplante de hígado. Añadir población abre posibilidades, aunque no es el caso. Portugal tiene su sistema de trasplante y nosotros estamos en en la Organización Nacional de Trasplantes, pero será una realidad en los próximos años.

--¿Han puesto en marcha un equipo de diagnóstico PET-TAC y trabajan para disponer de un TAC de 64 cortes para cardiología, también en colaboración con el Alentejo. ¿Es ése el futuro, la forma de disponer de nuevas tecnologías y conocimientos?

--Es la prueba del algodón de lo importante que es para Extremadura compartir proyectos sanitarios, que nos aporta calidad, tecnología y un futuro mejor. Juntos tendremos más y mejores cosas que en gran medida estarán aquí por tener un hospital de mil camas y de los mejores. Nadie viene a quitarnos nada. La colaboración con Portugal es para crecer juntos, no crecer a su costa. Lo que interesa es dar una atención de calidad a sus usuarios y hay cosas en que podemos ofrecerles.

--¿Están dispuestos a atender en el Materno unos 300 partos anuales de la zona del Hospital de Elvas. La noticia ha levantado voces sobre el posible perjuicio que supondría para la población propia ¿Qué tiene que decir al respecto?

--Hacíamos 17.000 partos hace 13 años y hoy 10.000, con igual personal y medios y podemos atender un 10% más de los casi 3.000 que se hacen ahora en Badajoz. Faltan médicos y muchos eligen hospital por el número de camas y de cosas que van a tener. Tenemos que ser atractivos.

Eso es bueno no sólo para Badajoz, sino para toda Extremadura, que es muy grande. Hay servicios que se pueden duplicar con un millón y medio de habitantes, pero no con uno. Por eso, que nadie vea que va a haber más niños en el pediatra, son sólo los partos y habrá que ver los protocolos. Tampoco van a venir 500.000 portuguesas a que las vean todas juntas. Para eso nos metimos en Europa. Solos tardaríamos muchos años en tener un PET-TAC, y a efectos sanitarios no podemos tener un muro alrededor. Lo demagógico es hablar de lista de espera, cuando es bueno sanitariamente y desde el punto de vista económico. Quiero tranquilizar a quienes vean en peligro sus consultas privadas, que no pongan el parche antes de que salga la herida, de lo que hablamos no les va a afectar y si lo hiciera, por encima está el bien general.

--¿Es la sanidad pública entonces motor de desarrollo de la privada?

--Indiscutiblemente. Además, en Extremadura sólo el 1% de la población tiene póliza privada. La sanidad es un motor de crecimiento aquí, casi o más que la construcción, con 15.000 empleos directos

--¿Cómo va el proyecto Jara de informatización? ¿Hay problemas?

--Hay algunos problemas porque es de una gran complejidad y nos quedará un programa que será una gran aportación a la sanidad, al reunir lo económico, de gestión, sanitario, historias clínicas, recetas, o bajas laborales que se podrán compartir.

--Acaban de anunciar la unificación de las urgencias en Atención Primaria, después de poner en marcha otras medidas como el cierre del hospital por la noche, o el control de visitas. ¿Qué ha cambiado para que se puedan aplicar medidas que podrían ser impopulares, porque la centralización de urgencias se intentó hace años y hubo una gran resistencia?

--Todo es mucho más relativo. Se toman esas medidas porque los problemas de la población han cambiado. Nadie quita nada, se centralizan y respondemos a una nueva demanda. El problema en las grandes ciudades son las mañanas, que el médico con 60 pacientes por ver no tenga que salir una hora y media a ver a otro en su casa. En Badajoz hay nueve servicios de urgencias y hay que reordenar los recursos para dar una mejor respuesta. Badajoz tiene una sociedad urbana que entiende mejor lo que queremos hacer, porque de noche se pasa el puente Real en dos minutos, sin tráfico, que puede ser la zona más alejada. En Badajoz nos empezamos a creer que somos una gran ciudad y los problemas son distintos a los de hace 20 años.

--¿Cómo va el plan director del Infanta Cristina?

--Con varias acciones simultáneas, la construcción de un edificio nuevo con consultas externas, se va a hacer una policlínica para hospital de día, sacar las aulas a un pabellón docente y hacer una nueva Facultad de Medicina y un nuevo párking. La nueva UCI es un proyecto urgente para el que ya se ha encargado el proyecto al arquitecto para hacer una moderna en la que la cirugía ambulatoria nos permite reducir 45 camas. Ahora la obsesión no es crecer, en cantidad, sino en complejidad. Queremos que el Infanta sea el hospital que queremos de más nivel cada día, que por otro lado es lo que Extremadura necesita, ya hay oncología, aceleradores, hemodinámica en otros hospitales, aquí hay que hacer lo más complejo y de mayor nivel, ésa es la clave para entender el cambio: crecer en complejidad, ésa es la verdadera referencia.

--¿Había un proyecto para crear un banco de cordones umbilicales y células madre?

--Hubo una propuesta que nos presentaron unos particulares, no sé si había detrás una empresa o un grupo, pero dijimos que no. En Extremadura no apoyamos un banco privado, si se donan los cordones debe ser bajo las premisas de la Organización de Donaciones de España: no saber quién lo da, ni a quién, ni pagar por ello.