Siempre ha estado detrás, a pesar de llevar la delantera. Con 71 años, después de 24 como gerente del teatro López de Ayala de Badajoz, del que se puso al frente en su nueva etapa tras la rehabilitación del edificio, Marilán Pérez se jubila, con mucha experiencia a las espaldas. Tantas horas ha pasado dentro «que lo he considerado como mi casa» y esta dedicación «ha venido bien para que el público cogiese confianza en nosotros, porque cuando un teatro cierra durante tantos años, es muy difícil que el público asista, a no ser que lo atraigas con un programa muy bueno».

Marilán Pérez llegó al López en 1993. Es funcionaria de la Junta de Extremadura, y entonces era jefe de negociado de actividades culturales en la Consejería de Cultura, en la avenida de Huelva de Badajoz, hasta que fue nombrada gerente. «Me preguntaron si quería poner en marcha el teatro y dije que sí». Marilán debía empezar de cero, tras un paréntesis de inactividad. Tuvo que preparar las oficinas, porque no había nada, ni siquiera muebles, que todavía se conservan. «Era una planta diáfana», describe.

El teatro se inauguró en 1994. «En poco tiempo se tomaron muchas decisiones» para echarlo a andar. Ni el muelle de carga y descarga estaba en condiciones. Pidió una subvención al Ministerio de Cultura para habilitarlo. Con ella también se puso en marcha la Terraza, un espacio más ganado para la cultura y que no estaba terminada cuando abrió el teatro. Fue suya asimismo la decisión de acometer obras de accesibilidad, con una ayuda de la Fundación ONCE, que inicialmente solo aportaba el 70%, pero consiguió la totalidad.

La ya exgerente valora especialmente que «no hemos tenido ningún problema importante en 24 años, con la cantidad de personas que han pasado por este recinto», porque además en casi todos los espectáculos que se ofrecen, el teatro se llena. «Hemos conseguido convencer al público para que venga», afirma y considera que ha sido gracias a la labor constante de promoción. Casi un cuarto de siglo es mucho tiempo y ha supuesto una evolución, tanto en el público como en la oferta cultural. «Todo ha ido creciendo», apunta. Cree que no es ella la que tiene que valorar el nivel de oferta del López respecto a otros teatros, «pero a mí las compañías me llaman porque quieren venir a Badajoz, porque éste es uno de los teatros que les interesa».

La creación del consorcio, con las cuatro instituciones representadas (Junta, diputación, ayuntamiento y ahora Fundación CB) ha sido fundamentales en el devenir del López, «por el apoyo que hemos recibido en estos años».

No está acostumbrada a hablar con la prensa, porque a ella no le correspondía comparecer ante los medios y le cuesta exponer sus logros. Pero existe un sello propio que Marilán ha creado y por el que otros teatros han preguntado, sorprendidos por el nivel de los espectáculos que ofrece el de Badajoz.

La exgerente explica que el caché de las compañías es muy alto y con el presupuesto resultante de las aportaciones no podría cubrirse, por lo que la táctica es que las compañías acuden a Badajoz a taquilla. «Con lo que son ellas las que se juegan el dinero». Eso ha permitido que el teatro pacense haya acogido nueve grandes musicales (Mamma Mía, Jesucristo Superstar, Grease, Cabaret, The Hole...), que en otras capitales de provincia son impensables. «Se van supercontentos siempre, nunca se han quejado, han creído y han confiado en nosotros plenamente», expone. «La gente -insiste- viene a hacer teatro y para mí es una satisfacción que las compañías quieran volver; han estado muy a gusto y se han ido contentos por el dinero que se han llevado». Eso sí, para que se marchasen satisfechas, cuenta que ella siempre se ha quedado hasta que la representación terminaba, fuese la hora que fuese, para entregarles sus ingresos.

Los grupos participantes en el Festival de Teatro son los únicos que cobran caché, con la aportación de las administraciones, lo que permite que la entrada sea más asequible.

Marilán afirma que pocas compañías se les han resistido. «Hemos tenido tantas oportunidades que no nos ha hecho falta». «A mí me han estado bombardenado algunas y les tenía que contestar que se esperasen un poquito».

Como no quiere quedar mal con nadie, no se queja de ningún artista que haya pasado por las tablas pacenses, por mucha fama que le preceda. «Lo digo con el corazón en la mano, yo no he visto a nadie que se haya ido molesto». Quiere destacar que buena parte de esta grata reacción se debe, según expone, al trato de personal que trabaja en el servicio integral del teatro, «que nunca te pone una mala cara», uno de los grandes potenciales del López.