Me refería en la última columna a Sidray b. Wazir, que fue dueño de Batalyaws y estuvo relacionado con la ciudad durante una parte de la segunda mitad del siglo XII. Ignoramos su origen. Sólo nos ha llegado que se rebeló en Évora y Beja contra los declinantes almorávides y prestó juramento al famoso Ibn Qasí. Era éste un personaje que se proclamó califa y creó una especie de comunidad ascética de tendencias sufíes -los muridun- muy próxima al pensamiento de los almohades. Ibn Wazir acabó enemistándose con él, que lo encarceló en Mértola. Al ser liberado se hizo completamente independiente, apoderándose de esa ciudad y de Batalyaws (1140), después de derrotar a su antiguo señor y guía espiritual. Acabó por someterse a los almohades, enemigos de Ibn Qasí, a los que ayudó a apoderarse de Ishbiliya (1147). Pero, en un momento en que los magrebíes se vieron en dificultades por un problema interno, Sidray se revolvió contra ellos, para volver a su autoridad (1148). En 1150 acudió a Salé, junto a otros rebeldes. Allí se humilló ante el propio califa Abd al-Mu’min. Se le desposeyó de su sede batalyusí y se le concedió el gobierno de Shilb/Silves. Curiosamente gozó del favor del primer califa y, mucho más, del segundo, Yusuf I. Él fue quien le regaló la esclava que había de ser madre de Ya’qub [I] al-Mansur, el triunfador en Alarcos. No debía tener nuestro personaje muchos amigos en la corte magrebí. Se le acusó de escribir una carta al caudillo andalusí Ibn Mardanish, enemigo de los almohades, animándolo a conquistar Sevilla. Cuando se demostró la falsedad de la denuncia se mantuvo en la obediencia de los soberanos de Marraqués, quienes le dieron muestras de aprecio. Junto a su hermano Abu-l-Hasan Ali mandaba el contingente de tropas andalusíes acantonadas en la capital de los Unitarios (1170) y ambos fueron elegidos para guiar el convoy de socorro a Batalyaws, asediada por Alfonso I de Portugal. Aquí se encontró con Fernando II de León y consiguió llegar con él a un acuerdo de colaboración. No debió sobrevivir mucho tiempo más. No dejó obras visibles aquí. Sólo conozco de él una moneda, aparecida en el contexto del horno de herrero conservado en el Museo de la Catedral.