El fenómeno, ahora partido, Podemos se está analizando por activa y por pasiva y hay opiniones para todos los gustos. Yo no sé por qué algunos se empeñan en difamar a sus dirigentes. Lo único que han hecho por ahora ha sido recoger el voto de la indignación de muchos ciudadanos y gracias a ellos están en el Parlamento Europeo. Lo demás es todavía un proyecto, porque se están organizando y programando. Las encuestas están diciendo más de lo que expresan ellos. No seré yo quien lamente su aparición. Había que darle vida al panorama, que estaba átono y desmoralizador. Y nadie se olvide de que, en otros momentos, hemos presumido de tener una generación de jóvenes suficientemente preparados --si lo sabrán en el extranjero--. Helos aquí. Parece que en Badajoz hay quien está tomando nota, también en los partidos clásicos, y eso es muy positivo.

Esa nueva formación, a la que no voy a votar, aunque reconozca ya su muy positivo papel en nuestro panorama político, guste o no, debe, sin embargo, cuidarse. No es mi intención dar lecciones, ni voy de listo. Ya han tenido problemas en algunos lugares del país, donde se les han intentado infiltrar personajes de dudosa catadura ideológica. A algunos los han desenmascarado fácilmente. Más difíciles serán los que, so capa de progresismo, les llegarán protestando de lo que han visto en sus puestos administrativos, cuando se trate de funcionarios, que también los hay en sus filas. Son una fauna que ya es conocida en otros partidos. A veces tienen razón. Pero abundan los espabilados, los que se han aprovechado de sus puestos para favorecer de mil maneras y en asuntos en apariencia menores a amigos y parientes. O para servirse ellos mismos. A algunos sus superiores los detectaron y, sin eliminarlos, los orillaron. Un partido nuevo y progresista es para ellos un buen modo de volver a empezar y de volver a dar gato por liebre. Las pequeñas corruptelas son el soporte de las grandes y un partido con pretensiones regeneracionistas no puede dejarse engatusar, como han hecho, hasta ahora, los tradicionales. No conviene que se conviertan en refugio de aprovechados y caraduras. De corruptos menores. Si necesitan información, pregunten. Y a los partidos de siempre no necesito aconsejarlos. Que limpien, cuando aún están a tiempo.