Aunque es frecuente que los internos de tercer grado del Centro Penitenciario de Badajoz salgan a trabajar, no es así para la población reclusa femenina. "Hasta ahora ninguna mujer lo ha podido hacer", según la coordinadora del programa de Cruz Roja para Trabajando juntos , Cristina Nieto, quien asegura que "aunque la ley es igual para todos, la inserción laboral es más difícil para las presas, que tienen menos posibilidades que los internos".

Por ello, Cruz Roja está desarrollando en el centro penitenciario un programa de inserción laboral dirigido a reclusas. En él participan una veintena de mujeres, a las que se les está impartiendo un curso de orientación laboral y de técnicas de búsqueda de empleo. "Los problemas surgen cuando en una entrevista de trabajo se les pregunta qué han hecho en el último año y dónde", según Cristina Nieto.

En muchos casos Cruz Roja media poniéndose en contacto con las empresas, "entonces se eliminan prejuicios y muchas empresas, incluso, les dan prioridad".

Pero el principal problema de las internas es su escasa formación, "lo único a lo que tienen acceso es a trabajos de limpieza y también la cocina en bares", según Cristina Nieto, quien asegura que "ser mujer y ser presa, incrementa las dificultades".