El ataque que sufrieron dos octogenarios de cientos de abejas cuando recogían setas en el campo en un pueblo de Ávila, por el que tuvieron que ser hospitalizados, ha puesto de actualidad estos insectos, cuya presencia está siendo especialmente visible esta primavera en Badajoz, donde el servicio municipal de bomberos ha multiplicado sus intervenciones para retirar enjambres que se estaban formando en los lugares más insospechados. En lo que va de año, hasta el 7 de junio incluido, los bomberos han realizado 56 intervenciones relacionadas con colonias de abejas. La diferencia con las actuaciones del año pasado es abismal, pues en todo el 2017 solo hubo 10 y, en el 2016, un total de 35, según los datos facilitados por el jefe del servicio, Basilio González.

La presencia de abejas coincide con la primavera por las lluvias y la subida de las temperaturas y su incremento este año puede tener que ver con que ha caído más agua y hay más vegetación. Curiosamente, la primera intervención de los bomberos fue el 25 de enero pero la siguiente tuvo lugar el 13 de marzo y ese mes solo hubo una. A partir del 19 de abril se dispararon. Ese mes hubo 22 en solo diez días.

Los bomberos suelen actuar a primera hora del día o a última hora de la tarde, cuando las abejas están más tranquilas. Todas sus intervenciones han sido con enjambres que se han formado en distintas zonas de la ciudad. González señala que no hay un lugar con especial incidencia, pues han ido apareciendo por todos los barrios (como demuestra el mapa adjunto). Han actuado en el centro, en San Roque, en San Fernando, en las Vaguadas y en otras zonas. Además, se forman en cualquier sitio o resquicio. La primera en llegar es la reina y le sigue el resto.

De especial dificultad, según recuerda González, fue la actuación en la plaza Virgen de Bótoa, porque la colonia se instaló en las grietas de unas juntas de dilatación de imposible acceso. «En las intervenciones intentamos siempre recuperar el enjambre», defiende el jefe del servicio. Para ello, los bomberos cuentan con apicultores con los que colaboran y son ellos los que se llevan los enjambres a sus colmenas pues la pretensión inicial es recuperarlos, no eliminarlos.

Aunque no siempre es posible, pues hay casos en los que la colonia está en un lugar inaccesible y existe riesgo porque puedan entrar en viviendas por diferentes huecos o en un espacio habitado. Basilio González recuerda un único caso, precisamente el citado en la plaza Virgen de Bótoa, donde hubo que eliminarlo por el riesgo que representaba.

Los bomberos tienen un par de contactos con apicultores, que son los que deciden quién acude a recoger la colonia rescatada y se ocupan de llevarse las abejas, lo que facilita por tanto su actuación. González apunta que la abeja protegida es la silvestre, pero no la doméstica o melífera (la de la miel). De todas formas el criterio es siempre salvar el enjambre, que por regla general se consigue recuperar.

Hasta ahora los bomberos no han sufrido ningún percance en sus intervenciones con abejas. Es cierto que se aproximan a las colonias protegidos con trajes de apicultor. De hecho, apunta que los avisos que reciben no son porque hayan picado a alguien. Aconseja que ante un enjambre lo que hay que hacer es mantener una distancia de seguridad y no molestar a las abejas, que no son agresivas, por lo que le sorprende el suceso de Ávila.