Isidra Méndez, presidenta de la asociación de vecinos de Cerro de Reyes, en Badajoz, el barrio más afectado por las inundaciones de 1997, asegura, en una entrevista a la agencia Efe, que pese a que han pasado diez años "cada vez que hay inundaciones en cualquier parte del mundo vuelve a mi cabeza la madrugada del 6 de noviembre. Nunca podré olvidar lo ocurrido en la madrugada del 6 de noviembre, quedó marcada en mi vida". Además, relata que en los días posteriores al trágico suceso en el que murieron 21 personas en Badajoz, se convirtió en una de las principales voces del movimiento vecinal. En una entrevista con motivo del décimo aniversario de aquellas inundaciones que también provocaron la muerte de otras tres personas más en la cercana población de Valverde de Leganés, Isidra Méndez recuerda como los días de lluvia intensa en Badajoz todavía hay vecinos que la llaman por teléfono expresándole su temor. Entonces en Badajoz capital, en hora y media se recogieron 127 litros por metro cuadrado, cuando la media para todo el año es, en esta ciudad, de 500 litros, y el agua arrasó cerca de mil viviendas. La tragedia comenzó a primeras horas de la noche del jueves, día 5 de noviembre, con una lluvia constante que fue anegando grandes superficies, acompañada por un fuerte viento, que hizo que los arroyos Calamón y Rivilla se desbordasen por encima de su nivel más de cuatro metros. El agua cubrió el barrio de Cerro de Reyes a su paso por la confluencia de ambos riachuelos y arrasó toda esta zona a una velocidad desenfrenada.. Isidra Méndez rememora que esa noche no estaba en su casa y la angustia que sufrió al no poder contactar con su marido y sus hijos hasta las primeras horas de la mañana cuando gracias a un todo terreno del Ejército pudo cruzar el arroyo Rivillas y acceder a su hogar. En aquellas horas de angustia, Isidra Méndez destaca la gran labor que llevó a cabo el párroco de la iglesia Jesús Obrero, Santiago Moreno, que rápidamente abrió la parroquia para acoger a los vecinos afectados. Asimismo, asegura que nunca podrá olvidar a los diecinueve vecinos de esta barriada que fallecieron en la riada y "la espina clavada" porque no se encontrara el cadáver de uno de ellos, el de Antonia Herrero Piñero. Para esta portavoz vecinal, pese al paso del tiempo también es imposible olvidar la ayuda y solidaridad recibida de Badajoz, de Extremadura y de todas las zonas de España e incluso de Francia y Alemania. Lamenta no obstante, que aún haya en los márgenes del los arroyos Rivillas y Calamón viviendas semiderruidas por la riada porque sus propietarios no han querido aceptar el dinero que desde el ayuntamiento se le ofreció para la expropiación de sus vivienda. Isidra Méndez alaba la actuación del Ayuntamiento de Badajoz, de la Junta de Extremadura, el Gobierno central y Cáritas y Cruz Roja en los días posteriores la riada, así como la colaboración entre las administraciones que permitió el realojo de 1.290 familias en viviendas nuevas en un corto periodo de tiempo. En este sentido, destaca que en la navidades del año 1998 los afectados estaban viviendo en sus nuevas viviendas. No obstante, desconoce el destino que se le dio a las aportaciones que para los damnificados por la riada se hicieron en diferentes cuentas bancarias y que, en su opinión, "sería bueno que supieran los afectados".