A los incondicionales del escritor Javier Sierra (Teruel, 1971) no les importó la larga espera bajo sol porque el autor, ganador de la última edición del premio Planeta 2017 por su obra El fuego invisible, los atendió amigablemente y firmó todos los libros que le pidieron. Se le notaba encantado en Badajoz, como lo está con el premio que él considera «de referencia».

Para Sierra, sumar su nombre a la larga lista de reconocidos autores premiados es «confirmar que la trayectoria literaria en la que llevo trabajando 20 años se va consolidando y ha alcanzado un techo importante». Aunque piense que en la literatura no hay límite «porque mientras el autor siga imaginando su trayectoria seguirá en ascenso» y, además, «nadie le quita el sitio a nadie» porque los lectores no lo son de un solo autor. Para Sierra, algo que hace especial este oficio es que «cuantos más años cumple uno, mejor es, tiene más aplomo y más seguridad» y esto no ocurre en todas las profesiones, sobre todo en un momento en el que el valor máximo es la juventud, «y no es verdad, porque debería ser la experiencia y donde mejor se plasma es en la literatura»

Sierra define su última obra como «una novela muy mía», porque contiene todos los ingredientes de sus libros: «hay misterio, intriga, suspense e historia» pero además, según su propio autor, «mucha literatura» y ese «elemento extra» fue el que lo animó a presentarlo al premio Planeta. Era la primera vez y obtenerlo «fue una verdadera sorpresa», aseguró ayer. En su opinión, lo que ha hecho Planeta al concedérselo es, por un lado, premiar a los lectores fieles que siguen su trayectoria «porque se han sentido todos subrayados por el premio» y, sobre todo, lo que le ha aportado es «mucho cariño». «Yo he recibido un cariño excepcional con la publicación de este libro, que se ha situado de una manera muy entrañable en las estanterías de mis lectores y eso se lo debo de alguna manera a este galardón».

Inmerso como está en la promoción del libro, esta tarea no le permite adentrarse en un nuevo título. El fuego invisible se publicó el 3 de noviembre y desde entonces ha recorrido 34 ciudades de 5 países y más de 50.000 kilómetros. Eso no le incomoda, al contrario. La novela ya va por la 11 edición y ha vendido más de 325.000 ejemplares. Estas cifras tienen también como consecuencia que «estoy lejos de mi mesa de trabajo» a la que espera volver en noviembre, cuando haya otro Planeta. Un premio que también tiene detractores, que consideran que no prima la buena literatura. A todos ellos Sierra les aconseja que se relean los libros premiados. «A Miguel de Cervantes lo criticaban porque su Quitote se reimprimía, se traducía a muchos idiomas y despertó muchas suspicacias en los sabios literarios del siglo XVI», compara y concluye : «En la trayectoria de los premios Planeta hay obras maestras de la literatura».