La angustia de Angela Rubio por la desaparición de su hija Esmeralda, de 17 años, concluyó ayer y con final feliz, tras permanecer ésta nueve días en paradero desconocido. La menor regresó la madrugada de ayer y lo hizo a la casa de una prima suya que vive muy cerca del domicilio familiar, en Badajoz.

La joven desapareció el 2 de enero. La Junta de Extremadura lo denunció tras informar a la familia, que también lo hizo en la comisaría pacense, al no haberse incorporado al piso tutelado en el que cumple una medida judicial, en Cáceres, tras pasar unos días de vacaciones navideñas con su familia. Ya en casa había manifestado a la familia su rechazo a volver al piso tutelado, como explicó su madre cuando dio la voz de alarma.

Según explicó Angela Rubio, la chica se acostó nada nada más llegar a la casa de su prima, quien la dejó descansar "porque venía destrozada y cansada", para avisar por la mañana a su madre. Esta se hallaba pegando carteles con la foto de su hija en la zona de San Andrés. La mujer corrió a tomar el autobús y ver a su hija que, comentó, se encuentra "bien, pero no dice nada".

Fue ella quien comunicó a la Junta y a la policía el regreso de la joven. Por lo que pudo entender de lo que la joven contó a su prima, ha estado en casa de alguna persona conocida "sin salir en todo este tiempo de Badajoz", y se encontraba "muy asustada por lo que se había montado para buscarla".

La mujer estaba muy nerviosa aún. "La Virgen santísima me la ha devuelto sana; yo estaba muy mal, desesperada por no tener noticias suyas", dijo; siempre con el temor a que se repitiera la tragedia familiar que se llevó la vida de su hermana, "hace diez años que la mataron y la trocearon en Barcelona".

Por ello contó que con su amigo Jacinto Serrano --"el único que me ha ayudado", dijo-- ha buscado pen cuevas y cobachas de los parques, bajo el puente Viejo y desagües debajo del fuerte". Y que "todas las tardes he ido a rezar a la Virgen de la Soledad para que me la devolviera".

Cuando Angela preguntó a su hija dónde había estado, "ella me decía no me hables, no hables, ahora; y le dije que no la iba a pegar ni a reñir, que se tranquilizara".

La mujer contó que la joven es la segunda de seis hermanos, aunque ella ha criado a otros seis sobrinos, siendo "madre soltera, y a todos los he sacado adelante", mientras quitaba con Jacinto uno de los carteles que había colocado sobre una farola en la Estación.