Está muy dolorido. No ya solo por las quemaduras que dos individuos le causaron en la cara, manos y piernas para robarle el coche, sino también por la impotencia e indignación que siente al pensar en lo ocurrido. Tendido en su cama de la Unidad de Quemados del Hospital Nuestra Señora de la Montaña de Cáceres, Juan Carlos S. C., (prefiere que sus apellidos no aparezcan en la información) reconoció ayer a EL PERIODICO sentirse "indignado", pues le parece increíble que alguien pueda llegar a hacer algo así, pero también manifestó sentirse "muy feliz, pues al menos estoy vivo".

Y es que cuando este joven de 23 años recuerda lo que le sucedió la madrugada del pasado jueves no puede evitar manifestar con cierta resignación: "Y es que encima tengo que estar agradecido, pues imagina si en lugar de quemarme me hubieran apuñalado, o si en lugar de robarme el coche y marcharse dejándome tirado en el suelo y ardiendo les hubiera dado por pasarme con él por encima... Estoy quemado, con dolores, pero al menos estoy vivo".

Juan Carlos sufre quemaduras de primer grado en las piernas y en la mano izquierda, y de segundo grado en la cara y la mano derecha, y sabe que tendrá que pasar por el quirófano. "Me han dicho que el jueves podrían operarme, pues al parecer necesito injerto en la mano derecha, que es la que peor tengo, imagino que porque cuando vi la llamarada me cubrí con ella la cara y sufrió el mayor daño".

EL SUCESO De la agresión, Juan Carlos recuerda que todo ocurrió muy deprisa y de forma inesperada. Había salido con su novia a tomar algo al paseo Fluvial, pero como no había casi nadie, posiblemente porque era jueves, decidieron volver. Se dirigían al coche, aparcado cerca de Puerta Palmas, "y vimos a dos chicos, pero no sospechamos nada porque pensamos que llevaban gorros porque tenían frío".

Al llegar al coche, sobre las 01.45 horas "habían salido a la una", matiza la madre de Juan Carlos los dos individuos, cubiertos con pasamontañas, se le acercaron y le pidieron las llaves del coche, "y como me negué empezaron a agredirme y yo me defendí, al tiempo que le dije a mi novia que se fuera corriendo". Recuerda que incluso pensó que los agresores se marcharían, "pero de repente vi una llamarada y, al instante, sentí fuego en la cara y las manos".

No sabe qué utilizaron, si fue un spray, gasolina..., solo que se vio ardiendo y se tiró al suelo para apagar las llamas, "momento en que me quitaron las llaves del coche que tenía en el bolsillo del pantalón al tiempo que me lo bajaban y me dieron fuego a las piernas". Después se marcharon con el coche y a él lo socorrió su novia que, alertada por sus gritos, había regresado al lugar.

Por su propio pie se trasladaron hasta la comisaría, desde donde los llevaron en un coche policial al Infanta Cristina. Pasó en el hospital la noche y al día siguiente, ante la gravedad de sus heridas, fue trasladado a la Unidad de Quemados de Cáceres.

Pero pese a las heridas, al dolor que las quemaduras le provocan y la lógica preocupación por las secuelas que le puedan quedar, lo que en estos momentos más preocupación le causa es su futuro laboral. Y es que según indicó a este diario ha aprobado recientemente la oposición a Policía Nacional y teme no estar recuperado para incorporarse a la academia. "Tengo que estar el 19 de febrero en Avila para pasar seis meses en la academia y si no me he recuperado no podré incorporarme. No pierdo la plaza, pero perdería casi un año, pues no podría incorporarme hasta septiembre. Sería una faena".

Junto a él su madre, que no se ha separado de su cama, comparte sus sentimientos. "Nadie debería pasar por esto, no hay derecho a que unos impresentables causen tanto daño a quien no ha hecho mal a nadie".