TCton la suavidad del cantante que tiene por nombre su apellido, Angel Juanes Peces ha desarrollado una carrera como jurista y como juez que es todo un ejemplo de eficacia, discreción y resultados, en medio de este guirigay con el que, por un lado, suena la justicia y, por otro, la obligan a sonar algunos políticos.

A mí me gusta el juez Garzón , porque a todo le echa un par de huevos. Ha sido capaz de enfrentarse a Pinochet , a ETA, al narcotráfico, a las mafias, al crimen organizado, a las tramas corruptas de los partidos, al olvido de la memoria histórica y a tantos otros tejemanejes delictivos, y es normal que su trabajo sea sonoro, tenga eco e incluso él lo amplifique un poco desde su propio narcisismo, cosa que también es normal porque díganme a quién no le gusta que su trabajo trascienda de las cuatro paredes del despacho. Pero también me gusta Angel Juanes, cuya labor callada, constante y constructiva se puede averiguar en internet, y cuyo mérito principal consiste en ponerle a la justicia la solidez y la seriedad de la que tan necesitada está.

Así que ahora tengo el corazón dividido entre estos dos grandes jueces que aspiran, entre otros de menor calado, a la presidencia de la Audiencia Nacional, pero me parece que el nombramiento se va a decantar por Angel Juanes y creo que será un acierto. Sin que esto sea demérito para Garzón --de quien valoro la valentía, la capacidad de trabajo, la independencia y el espíritu progresista--, prefiero a Angel Juanes, por los mismos méritos y, además, porque ha hecho del silencio y del sosiego herramientas de trabajo que también son muy necesarias. Parece que me contradigo, pero, no. Son caras convergentes de una misma moneda.

Angel Juanes, toledano-extremeño, desarrolló una labor encomiable al frente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura y es un magnífico profesor. Una de sus grandes virtudes es la accesibilidad. Las pocas veces en mi vida que tuve que hablar con él, lo logré a la primera. Es de esos altos funcionarios que, por muy encumbrado que esté, se pone sin demora al teléfono si lo llamas. Parece una tontería, pero la cercanía y la accesibilidad son méritos añadidos en esta justicia cariseria y distante que tenemos. Apuesto que saldrá Juanes, otro extreordinario de pro.