El litigio que mantenían desde hace más de año y medio el propietario de un panteón en el cementerio viejo y el Ayuntamiento de Badajoz por los límites de un panteón llegó al contencioso tras agotar la vía administrativa y durante la visita del propio juez al camposanto --prueba pericial poco habitual, denominada reconocimiento judicial--, ambas partes llegaron a un acuerdo. El particular afectado se siente vencedor, pues aunque finalmente se ha tenido que retranquear parte de lo construido para que no ocupe la calle de dominio público, el ayuntamiento ha corrido con los gastos de la obra, que el propio consistorio presupuestó en 1.800 euros.

Vicente Reales compró hace 15 años cinco sepulturas en este cementerio y en su espacio construyó el panteón, donde descansa su primera mujer. Pintor y decorador de profesión, dedicó esfuerzo a adornar la tumba con arriates, bancos y cuatro columnas. Pero el verano del 2007 el ayuntamiento le comunicó que había ocupado más espacio del que le correspondía y que tenía que guardar la alineación con las tumbas próximas porque además no dejaba ancho suficiente al furgón funerario.

Al afectado le ha dolido especialmente la cantidad de escritos que le llegaban, ya avisándole de que le ayuntamiento actuaría subsidiariamente, y aduciendo razones de salubridad, cuando "llevo 15 años limpiando el panteón" que visita cada fin de semana. Ahora lamenta que se podía haber llegado a un acuerdo mucho antes y que nadie del ayuntamiento se haya dirigido a él para excusarse.

Para el abogado de Reales, José María García, la resolución judicial alcanzada por acuerdo "nos da la razón", pues aunque su representado ha accedido a retranquear el espacio ocupado, solo han sido 30 centímetros, en lugar de los 60 que reclamaba el ayuntamiento; además se han dejado todos los elementos ornamentales. Sin embargo, la concejala de Cementerios, Dolores Beltrán, discrepa, asegura que han sido 60 centímetros y que para la obra se llegó a un acuerdo en la liquidación con la empresa que hace la obra del departamento cuarto. Según el abogado, el ayuntamiento no podía probar las dimensiones mínimas de las calles, porque no todas las cumplen, ni de las tumbas, porque no aparecen en sus títulos.