Julián Pocostales, gerente de la empresa que tiene la concesión del servicio de autobuses urbanos en Badajoz, Tubasa, se mostraba ayer satisfecho tras haber sido desconvocada una huelga que le habría provocado más de un quebradero de cabeza y, lo más importante, haber conseguido un acuerdo con los representantes de los trabajadores para los próximos tres años.

--¿Cómo se encuentra tras la intensa negociación de la noche pasada?

-- Contento, por varios motivos. Lo más importante es que hemos firmado un acuerdo a tres años y eso supone una tranquilidad y una paz social que da tiempo para trabajar. Porque si tienes que negociar todos los años un convenio, debes limar siempre asperezas y eso es malo cuando tienes que trabajar con las personas con las que negocias. Si me pongo en el lugar de los trabajadores, también es molesto porque surgen tiranteces.

-- La huelga suponía un enorme trastorno, además.

---Sobre todo para el ciudadano. Quizá la gente cuando ha estado tan cerca la huelga se ha dado cuenta de lo indispensable que es el transporte urbano en una ciudad. Ocurre como con los cortes de agua: nos acostumbramos a que cuando abres el grifo siempre sale agua y no la valoras, hasta que no sale. Aquí en este caso, menos mal que no lo hemos cortado, a punto hemos estado.

-- Han agotado tanto los plazos de la negociación, que ayer habría ciudadanos que se levantaron pensando que había huelga. ¿Se notó en que bajó el número de usuarios?

-- No lo sabremos hasta mañana por hoy. Supongo que sí, que habrá gente que ha buscado una alternativa por el anuncio de huelga. Es preferible que hayamos llegado tarde pero que hayamos llegado.

-- Cómo se explica que en ocho meses no lograsen entenderse y en una sola tarde llegasen a un acuerdo.

-- Es que así funciona la vida. Durante ocho meses ellos UGT tienen unas pretensiones y nosotros otras, que están distantes como de aquí a Mali. Y poco a poco se va cerrando. Al final quedan cuatro escollos, que son insalvables, en principio. Cuando tienes una huelga por delante y cada uno valora el daño que se hace a sí mismo, o a su empresa, o al ciudadano, si cedemos cada uno, nos ponemos de acuerdo. Si no hubiera habido convocatoria de huelga, el convenio se habría firmado en el último momento y en el último segundo. Siempre hay un último momento. Lo que hay de ahí para atrás es negociación y trabajo.

--¿Ha afectado al ambiente de trabajo en la empresa la convocatoria de huelga y las acusaciones de los últimos días?

-- Evidentemente. A mí me ha afectado. Yo estaba preocupado este último mes, igual que todos los trabajadores. Quieras o no cuando hay una huelga absolutamente todo el mundo pierde, nadie gana. En este caso, cuando firmas un acuerdo todos ganan, pero con una huelga todos pierden. Y la posibilidad de que yo pierda, de que mis relaciones con el gerente, con mis compañeros y con el público se deterioren, supone una preocupación importante.

--El acuerdo supone un incremento salarial del IPC más 1 punto el próximo año, 0,5 el siguiente y 0 el tercero, además de nuevos pluses, para los mecánicos y el de nocturnidad. Parece que ha triunfado la demanda sindical.

--No es así. Si se revisan las últimas plataformas es un buen convenio. Lo que ocurre es que el primer año hay una subida un poquito más importante de los sueldos y después se diluye en los dos siguientes. Es una manera de llegar a un acuerdo, en lugar de dividir la subida entre tres, se hace una escala decreciente.

--¿Han calculado el incremento de costes que suponen estos incrementos?

-- No nos ha dado tiempo.

--En cualquier caso, UGT afirma que el acuerdo ha sido bueno para ambas partes.

-- Totalmente. ¿Podía haber sido mejor para ambas partes?, perfecto. ¿Podía ser peor para ambos?, también. En el término medio está la virtud.