Una vez más los vándalos han dejado huella de su paso por el Paseo Fluvial donde están las estatuas de los conquistadores. En esta ocasión el damnificado ha sido Francisco Pizarro al que le han arrancado la espada que portaba en su mano, dejándole sólo la empuñadura. La espada ha desaparecido dejando a Pizarro desarmado.