"Los jóvenes no quieren fiestas ni ir a salas ligth , los niños lo que quieren es beber alcohol". Así se expresó el empresario de hostelería Juan Luis Barquero, que regenta salas de fiestas --Cosmópolis, Colón-- y ofrece sesiones para adolescentes, de 20.00 a 22,15 horas "porque la ley solo permite hasta las 22.30 horas". Barquero explicó que en la sala Colón se retiran todas las botellas de bebidas alcohólicas y se vuelven las máquinas de tabaco hacia la pared, y solo se sirven refrescos, "pero hay que tener cuidado con que no entren ya bebidos porque luego los padres creen que beben aquí, por eso se vigila y se impide el paso a quienes presenten síntomas de llevar una copa".

En otras salas en las que tuvo sesión ligth las tuvo que dejar "porque los jóvenes no iban, y si iban tenía problemas con ellos porque no les daba bebidas alcohólicas", manifestó Barquero, quien no duda en señalar que "hay locales en los que sí los dejan entrar y en los que beben alcohol, quizás porque la hostelería está muy mal y a veces es difícil ejercer el control, pero además, los botellones están haciendo mucho daño, a los jóvenes y a las empresas".

Según este empresario, hay "locales que anuncian fiestas estudiantiles con macetas de cerveza y otras bebidas con alcohol, y hay niños y niñas de 14 años bebiendo. El botellón se carga la hostelería".