Escritor y periodista del programa Hoy por hoy de la Ser, Luis del Val, autor de textos finos y afilados que esparce por las ondas, desembarcó ayer en Badajoz, donde este diario pudo hablar con él sobre su última novela: Afán de gloria , basada en la vida, obra y trasuntos de Ignacio de Loyola, a quien califica como "uno de esos hombres excesivos que da España". Loyola pasó de soldado a varón de fe, de su falta de formación a las universidades y a fundar la Compañía de Jesús , que tocó las sotanas a la Santa Inquisición.

--¿En qué se diferencia de sus otros libros?

--En que es la primera vez que me sumerjo en el Siglo XVI y en la novela histórica, lo que me ha llevado mucho tiempo de documentación y de preparación. Y mucho miedo a meter la pata. Con tanta información corres el riesgo de ser pesado, por eso luego había que olvidar y hacer una novela agradable de leer.

--¿Cómo llega al personaje?

--Iba a ser una película con contratos en Estados Unidos, pero se abandona el proyecto y me encuentro con un guión, gran conocimiento de la época y de un personaje de fuerza extraordinaria.

--¿Qué prevalece en él, el soldado o lo místico?

--Por una parte quiere emular al Gran Capitán, y por otra está el soldado convertido en hombre de fe. Lo persigue la Inquisición en Alcalá, en Salamanca y en la Sorbona. Y al ser español le cuesta ser reconocido, él y su obra, por un personaje napolitano que llegó a Papa, Carafa, que lo mira como los napolitanos a los españoles, como invasor, conquistador, enemigo. Pero siempre tiene Ignacio de Loyola algo de soldado. No funda una orden, funda una compañía y dice ser soldado de Dios. Su objetivo no era evangelizar, sino despachar a los musulmanes de Jerusalén.

--Pero la compañía se enfrenta a la iglesia.

--Los jesuitas son avanzados. Cuando a Ignacio le sobreviene la fe es un hombre de formación escasa; aprende latín a los 30 años y luego pasa por las universidad, era el mayor de los estudiantes, pero es respetado y siempre concita una especie de liderazgo.

--La novela nace del cine. ¿Volverá al cine? ¿La visualiza?

--Hay un guión de cine, y caro, como son los guiones históricos, pero en cine sería otra cosa, son dos maneras diferentes. Yo visualizo todas las novelas. He escrito teatro y veo actores en el escenario al escribir una escena, la vivo y la imagino, si no me lo puedo imaginar yo ¿cómo lo imaginará el lector?

--¿Como la recibió la crítica?

--Ha salido una crítica muy elogiosa en el ABC, lo que es un milagro con tantas novedades. Y recibo cartas de jesuitas y exjesuitas. Desde el punto de vista de la vanidad de escritor, bien.

--¿Tiene una conclusión o una reinterpretación de Ignacio?

--He escrito mi Ignacio, que quizás sea diferente al padre general, pero escribes la novela y ya no te pertenece. He intentado transmitir lo que yo creo que era el personaje, uno de esos personajes excesivos, como los hubo en Extremadura. A mí me parecen excesivos los que queman naves como Hernán Cortés, que dan la vuelta al mundo, o los que fundan conventos. Inglaterra y España son los que más personajes excesivos proporcionan a la historia del mundo.