Arqueólogo

Escrito así, con ´W´, pero leído Verlé, es un nombre que no le dirá nada a nadie o se contarán con los dedos de la mano quienes lo hayan oído mencionar alguna vez. Pues bien. En Badajoz hubo una luneta llamada Werlé, a pocas decenas de metros del fuerte de San Cristóbal, en las alturas de Santa Engracia, parcialmente llamadas Gurugú, algo más de un siglo después. No sé si queda algo de ella o se la llevó por delante la ignorancia y la barbarie constructiva, como tantas cosas.

La edificaron los franceses entre los últimos meses de 1811 y la toma de la ciudad por los ingleses, la noche del 6 al 7 de abril de 1812. Su fin era proteger al fuerte, que había sufrido dos durísimos asedios anglo-luso-hispanos, fracasados gracias a la disciplina y a la profesionalidad de la escasa guarnición francesa. Si hubiesen sido españoles hoy los llamaríamos héroes, pero, en realidad lo fueron y así lo reconocieron hasta sus enemigos ingleses.

El general Philippon, eficaz gobernador de la plaza, esperaba que lord Wellington volviera a intentar el asalto a Badajoz desde allí y por eso mandó construir la luneta. Sus autores materiales fueron los zapadores franceses, muchos de ellos polacos, dirigidos por el coronel Lamare. Ya hablaré de él en una próxima ocasión. Pero los ingleses cambiaron de táctica y en la tercera acometida contra la plaza decidieron modificar la zona del asalto y optaron por el suroeste del recinto abaluartado.

La luneta Werlé apenas pudo cumplir con su función y quedó abandonada. Pero, ¿por qué se llamó así? Fue en memoria del general Fran§ois Jean Werlé, barón de ese nombre, que murió combatiendo en la batalla de La Albuera, el 16 de mayo de 1811.