Playmobil ha recreado la figura de Lutero reivindicando al monje agustino que convulsionó la historia en 1517. El 31 de octubre se cumplirán 500 años desde que Martín Lutero clavara en la puerta de la iglesia del castillo de Wittemberg las 95 tesis donde promovía una renovación doctrinal y litúrgica sustentada en la gracia, la fe y la Escritura y que originaron un cisma universal. Pretendía crear un debate académico pero en junio de 1520 León X condenó sus ideas y, meses más tarde, fue excomulgado. La Reforma, que supuso la división de la Iglesia, su bunkerización plasmada en el concilio de Trento y la aparición de un protestantismo que jamás dejaría de crecer, cumple medio milenio con el Papa Francisco acudiendo en Suecia a una celebración luterana donde reconoció la pretensión bienintencionada de Lutero, la corrupción desmedida de la Iglesia y el valor de la traducción de la Biblia para acercarla a todos. Recientemente, el cardenal Walter Kasper ha publicado Martín Lutero. Una perspectiva ecuménica donde habla de la teología de la cruz, ese mensaje luterano basado en la sencillez de los Evangelios, en su poder transformador de la persona y en su capacidad para mantenerse vivos y actuales. El teólogo español Manuel Fraijó publicó en El País del pasado 29 de diciembre un artículo titulado La invitación de Martín Lutero, y recuerda al filósofo alemán Karl Jaspers que habló de Lutero como uno de los «hombres decisivos de la humanidad» y al teólogo francés Ives Congar que lo situó al mismo nivel que San Agustín o Santo Tomás de Aquino. En 2013, católicos y luteranos redactaron el documento Del conflicto a la comunión y, en 2017, con motivo de la semana de la oración por la unidad de los cristianos, que comienza mañana, la iglesia católica ha redactado otro documento donde es protagonista la palabra reconciliación.

No cabe duda de que el cristianismo ha vivido en la historia episodios de dolor y muerte injustificables pero, frente a los radicalismos actuales, hay que reconocer su capacidad para renovarse, reformarse y profundizar en los valores -paz, libertad, amor, esperanza- que dignifican al ser humano. A punto de morir, se le atribuye a Lutero: «Incluso si supiera que mañana va a llegar el fin del mundo, plantaría hoy un manzano».