La tragedia de los Alpes va a ser recordada siempre por la dramática muerte de 150 personas a manos de un piloto suicida, pero también por lo desconcertante que ha sido para los representantes públicos administrar en estas situaciones el luto oficial y más en periodo electoral. Si no fuera por el respeto que merece tan dolorosa tragedia, se podría hacer un manual de anécdotas sobre cómo los políticos han gestionado los tres días de luto decretados por el gobierno.

Es cierto que acerca del Luto o Duelo Nacional hay poco escrito. Sabemos que es potestad del Gobierno. Que se decreta por causas dramáticas o su aniversario. Y ni tan siquiera se especifica el número de días, aunque suele ser entre uno y tres, dependiendo de la gravedad de la tragedia. Lo normal es que los edificios publicos luzcan crespones negros. Que las banderas ondeen a media asta. E incluso que se suspenda la actividad pública o, como en esta ocasión, los actos electorales. Hasta ahí todo normal. Lo peor es cuando los politicos aparecen en unos sitios sí y otros no dependiendo de: a saber qué criterios.

Estos dias, por ejemplo, hemos visto en Badajoz cómo el PP decidía en el último momento no acudir a un debate entre los representantes de las principales fuerzas políticas de la región organizado por el Consejo de Estudiantes de Económicas. Y a renglón seguido y casi en mitad del acto, apareció una de sus concejalas, del Ayuntamiento de Badajoz, que dicho de paso, hizo lo que pudo para salir airosa de la encerrona. O sin ir mas lejos, el caso de la tertulia política de Onda Cero Extremadura, la cual me honro en dirigir. Sus señorías debaten en el Parlamento esa misma mañana, incluso por la tarde el Presidente extremeño inaugura un acto gastronómico en Mérida. Sin embargo, tanto PP como PSOE e IU acuerdan no ir a la radio donde, por cierto, tenían la oportunidad de mostrar públicamente su respeto a las víctimas y, dicho de paso, tambien los oyentes. Quiero pensar que es desconocimiento de no saber qué hacer ante situaciones tan sobrevenidas, dolorosas e impactantes. Dejémoslo ahí.Pero un poco de sentido comun a la hora de administrar los lutos políticos ayudaría la credibilidad de sus actos.